Oficio tradicional
Los artesanos del olivo de Córdoba buscan alternativas para mejorar la rentabilidad tras caer la demanda
La feria Ars Olea de Castro del Río, el principal escaparate de un sector que es pura tradición
«La artesanía es un oficio muy bonito , pero no es todo lo rentable que tendría que ser». Con esas palabras comienza a relatar Pedro Barea, artesano de Castro del Río desde hace 43 años . Desde los 20 empezó a tallar madera de olivo y ha continuado ganándose con ello la vida desde entonces. Ahora, a sus 63 años puede hacer un balance de lo que ha sido su trayectoria y desvelarnos lo que se esconde detrás de cada pieza que talla.
«Esta profesión es para nosotros », dice refiriéndose a las personas que ya tienen una edad . «yo ya no me cambiaría a otra por nada del mundo, primero porque mi experiencia y segundo porque me gusta», dice. Afirma que a él no le pesa echar las horas , aunque haya jornadas de doce o más, pero reconoce que no es un trabajo con futuro paras las nuevas generaciones . «Para poder sacar para comer hay que echar casi el doble de horas que en cualquier trabajo normal», explica.
Sus hijos empezaron a tallar y estuvieron un tiempo hasta que se casaron , porque no compensa a veces el tiempo que se invierte para el beneficio que se saca, «es una lástima y se lo tienen que tomar en serio los políticos para que no se pierda ». Es un trabajo que requiere mucha dedicación y que luego no se refleja en el coste del producto. Por eso, hace años había nueve talleres en Castro y ahora sólo cuatro que trabajan el olivo.
Se introdujo en el negocio animado por un primo suyo que era muy buen tallista y le animó a practicar porque él iba a dejarlo. En ese sentido, Barea reconoce que es un oficio muy bueno en el sentido de que para empezar no se necesita una inversión muy grande, porque con cuatro gubias -una herramienta para la talla- y madera de olivo se puede arrancar. Pero, ante todo, se necesita dedicación y ganas. «Tiene que gustarte y concienciarte que no vas a hacerte rico, hay que trabajar mucho para ganar un sueldo», dice.
Promoción de las Administraciones
La labor de Pedro que se encarga de la parte de la talla , en el caso de las sillas por ejemplo, se complementa con la de José Bueno , también artesano de Castro del Río , que se dedica a hacer los asientos empleando la fibra vegetal de la enea. Este castrense lleva 37 años dedicándose a esta labor que, en su caso, sí que complementa con trabajos en el campo. Ambos están participando estos días en la XIII Feria de Artesanía Ars Olea de Castro del Río , por lo que podemos ver in situ cómo trabajan las piezas.
«Esta planta, la enea, se conserva en seco y para trabajarla se humedece para poder moldearla », explica Bueno, quien añade que su principal uso está destinado a la confección de asientos que afirma que «en el momento que la trenzas es muy resistente y típica por el sur de España». La silla que nos enseñan es la propia de Córdoba y única en todo el mundo. «A nivel nacional, Castro es el único pueblo que trabaja la madera artesanalmente para hacer muebles así », asgura.
Por eso, son sillas que, a pesar de su diseño tradicional , « no pasan de moda , porque es un trabajo muy efectivo y ecológico, además de ser un aislante natural», comenta Bueno.
Sin embargo, debido a que la demanda ha bajado se ven abocados a tallar otras piezas como tablas de madera o souvenirs , pero están seguros de que si las administraciones promocionaran este oficio volvería a estar en boca de todos. Explica el efecto que tuvo una ‘influencer’ al adquirir una de estas piezas y colgarlo en sus redes: las sillas se vendieron mucho más.
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