Patrimonio de la Humanidad
Los arqueólogos que supieron sacarle brillo a Medina Azahara
Ricardo Velázquez Bosco, Félix Hernández, Rafael Manzano o Antonio Vallejo también han dejado su huella

Medina Azahara tiene la huella de Abderramán III, el califa que la mandó construir, y de los arquitectos que trabajaron en ella. También, y no menos profunda, es la señal que han dejado los arqueólogos que han ayudado a rescatarla del suelo, que han constribuido a investigar y a conocer aquellos restos que aparecieron entre la Sierra y la Vega del Guadalquivir . Después de todo, la época del renacimiento de Medina Azahara, tras las primeras excavaciones y la investigación, ya ha durado más que el tiempo en que la ciudad palatina estuvo en funcionamiento en el Califato. Por eso tiene varios nombres propios.
El primero es el de Ricardo Velázquez Bosco (1843-1923), un nombre fundamental en la conservación del patrimonio histórico de Córdoba, ya que había dirigido algunos de los trabajos más importantes en la conservación de la Mezquita-Catedral. En 1911 hizo los primeros trabajos de investigación en aquel paraje que en la ciudad se conocía como « Córdoba la Vieja » y que pocos identificaban con la legendaria construcción del califa. La memoria de los árabes apenas era entonces la Mezquita-Catedral y algunas pocas fuentes. Las excavaciones de Ricardo Velázquez Bosco sacaron a la luz «elementos decorativos sobresalientes en cantidad y calidad» y en ellas además trazó en planos las hipótesis de cómo habrían sido en su momento algunas de las estructuras que aparecían. Fueron los primeros trabajos científicos y además fijaron allí la localización de la ciudad, que tampoco estuvo siempre claro.
Infraestructura inicial
En el mismo año en que murió Ricardo Velázquez Bosco tomó el testigo Félix Hernández , otro de los grandes nombres en la recuperación del patrimonio. En aquel momento ya había una infraestructura, todavía bastante precaria para estudiar y proteger los materiales que se encontraban, y sobre todo quedaba mucho trabajo por realizar , con todo lo que eso suponía para los amantes de la arqueología, que tenían por delante un inmenso espacio del que tenía que emerger una ciudad entera. No era fácil, porque por el camino se cruzó la Guerra Civil y la consiguiente carestía de los años posteriores. Los trabajos se reanudaron en 1943 con colaboraciones privadas, como la Fundación Lázaro Galdiano . Félix Hernández descubrió, por ejemplo, el llamado Salón Rico , donde Abderramán III recibía a los embajadores, uno de los espacios con mayor belleza decorativa, y siguieron apareciendo espacios, como el alcázar y la mezquita aljama.
Tras las excavaciones de las primeras décadas, desde 2011, en los últimos años se ha consolidado lo hallado
Le sucedió Rafael Manzano Martos , que continuó la labor de Félix Hernández, con quien había trabajado en los años anteriores. Completó la excavación de la conocida como Vivienda de la Alberca y continuó con las estructuras que ya habían emergido, sobre todo el gran pórtico oriental y el Salón Rico. Su etapa duró siete años, pero hubo además bastantes cambios y mejoras en la infraestructura del yacimiento, porque se crearon los suministros de agua y electricidad y se prepararon las vías para la visita pública tal y como se hace ahora.
A partir de entonces comenzó una etapa de vaivenes institucionales, cuando el yacimiento pasó de las manos del Estado a las de la Junta de Andalucía, ya que era el momento de las transferencias a las comunidades autónomas. En 1985 llegó a Medina Azahara otro de sus nombres fundamentales: Antonio Vallejo Triano , que permaneció al frente hasta 2013 y que lideró una nueva etapa en la que el conjunto se consolidó como una referencia para la investigación, la arqueología y también el turismo. En esta época el yacimiento apostó sobre todo por la investigación de lo que existía y por la consolidación , aunque se hicieron algunas excavaciones, donde se econtró la mezquita de extramuros. Una gran monografía titulada «La ciudad califal Madinat al-Zahra», con 600 páginas, fija su legado de conocimiento del bien que ahora es Patrimonio Mundial de la Unesco.