Cultura
Aroa Moreno Durán, escritora: «La familia nos construye, pero también es capaz de destruirnos»
Presenta en Córdoba 'La bajamar', una obra en que una madre, una abuela y una hija cuentan sus historias
'La bajamar' , editado por Literatura Random House, es una novela a tres voces, las de tres mujeres, abuela, madre e hija, que se intercalan en una historia con silencios y distancias. Su autora, Aroa Moreno Durán , la presentó este viernes en La República de las Letras.
Su novela tiene tres voces distintas, cada una con su propio estilo.
Sí, me apetecía que fueran tres voces, aun con el riesgo que este tipo de novelas tienen, porque el lector puede tender a identificarse más con una de las historias o a interesarse más por alguno de los personajes. Pero yo quería que las tres mujeres se contaran. Aunque Adirane no habla en primera persona, quería que tuviera su propio relato, y que entre las tres crearan el mosaico de la historia familiar , para poner atención en los tres relatos.
A veces da la impresión de que hablan solas. ¿Les falta comunicarse?
Sí. En realidad Ruth calla porque olvida y su relato está un poco incompleto. Adriana calla porque quiere silenciar ciertas realidades de su vida, como la identidad del padre de Adirane, que tiene que ver con la violencia , y que no lo contó a su hija para protegerla. Y Adirane, la más joven, calla porque no sabe identificar cuál es su dolor. A pesar de pertenecer a la generación que tiene una inteligencia emocional o un espectro de emociones más trabajado porque no tiene que ocuparse de la supervivencia, le cuesta encontrar cuál es su malestar.
Tal vez porque padece uno de esos problemas más difíciles de definir que un dolor físico, ¿no?
Es muy difícil y todavía hay que hacer mucho trabajo como sociedad para no estigmatizar a la gente que tiene ansiedad o depresión. En concreto este personaje está metido en una espiral de tener miedo a tener miedo, vive como en la anticipación de que algo va a pasar, y eso es algo que ha heredado de las otras mujeres. Es una herencia de pensar de que si no estás a la altura de la exigencia de la maternidad puedan pasar cosas malas.
¿Adirane va en huida, de su madre primero y luego de su marido e hija?
Sí, ella se escapa. Primero del norte y luego de Madrid para regresar al norte y volver al punto de partida e intentar enderezar las cosas. Es un personaje que huye y a la vez necesita que alguien lo pare, que le diga «no te marches, quédate», y se da cuenta de que nadie se lo dice, que nadie viene a darle consuelo . Ahí está el silencio que mantenemos en nuestras familias: de la familia con nuestros padres y luego de la familia que elegimos. Nos cuesta pedir aquellas cosas que necesitamos y nos cuesta también darlas. Damos por sentadas muchas cosas cuando lo que tenemos que hacer es comunicarnos y hablar.
«Hay bastante poesía, aunque intento sujetarla. Muchas cosas que forman parte de ella enriquecen a la prosa»
¿Nos parecemos a nuestros padres más de los que queremos admitir?
Bueno, depende, pero es verdad que cuando te conviertes en padre o madre también cambia un poco tu identidad de hijo, y de pronto revisas tu propia vida y aquellas cosas que te han dicho tus padres y comprendes muy bien por qué estuvieron preocupados y tristes. O despojas del vínculo a la persona que tiene nombre y apellidos y asumes que es una persona con su fragilidad y vulnerabilidad. No sé si nos parecemos, pero eso de que «digo esas cosas que me dijo mi madre y que tanta rabia me dieron», eso pasa. Tan mal no lo hicieron, somos muy injustos con nuestros padres y con cómo nos cuidaron.
Entre quienes ensalzan su novela está Ignacio Martínez de Pisón, que tiene en la familia uno de sus grandes temas. ¿Qué se encuentra en la familia para escribir de ella?
Yo creo que la familia nos construye , pero también es capaz de destruirnos. Me parece que la familia nos da la primera respuesta con respecto a quiénes somos. Es el primer interrogante de nuestra identidad , y pobre del que no se haya preguntado quiénes son los que estuvieron antes que él en su familia. Para la literatura es un tesoro que vamos a seguir desenmarañando y escribiendo, porque las tensiones, los secretos, los silencios y las conversaciones que hay dentro de las familias, creo que no los hay dentro de ninguna otra relación.
Bastantes veces, su escritura parece próxima a la poesía. ¿Viene de ahí?
Sí, de ahí vengo. Creo que hay bastante poesía , aunque intento sujetarla, porque a veces necesita de un esfuerzo por parte del lector, y en una novela se sostiene peor. Pero claro, se cuela, está la deformación de la escritura, cómo decides contar una cosa y no otra, qué luz tiene la novela, qué tono, qué ritmo tienen las frases. Hay miles de cosas que forman parte de la poesía y enriquecen a la prosa.
«Nos cuesta pedir las cosas que necesitamos y también nos cuesta darlas. Damos mucho por sentado»
¿La forma condiciona al fondo?
Para mí, las novelas se construyen con una forma, pero evidentemente cuentan algo. Muchas cosas han sido ya contadas, si no tuviéramos el punto de vista o la mirada del escritor estaríamos repitiendo siempre lo mismo. Me interesan mucho las novelas en que sucede algo , en que hay que desenmarañar algo, en que hay una pregunta con la que el autor se pelea para responderla. Aunque vengo de la poesía, he trabajado mucho en la estructura de esta novela y de la anterior.
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