Perdonen las molestias

El triunfo de los caracoles

Las tazas de caldo caliente vencerán a la pandemia

Puesto de caracoles Valerio Merino
Aristóteles Moreno

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Lo mismo que la luz vence a las tinieblas, los caracoles doblegarán a la pandemia en la segunda quincena de febrero. Se ponga como se ponga la curva de contagios, diga lo que diga la Organización Mundial de la Salud, no hay indicador más fiable del coronavirus que el triunfo arrollador de los caracoles chicos en la cordobesa plaza de la Magdalena.

Vuelve la vida cada primavera cuando el aroma de los picantones se apodera del casco histórico y el pueblo llano abandona el confinamiento del invierno para celebrar el ciclo de la naturaleza en tazas de caldo caliente. Todo lo demás es artificio. Afectación. Impostura. Superchería . Y literatura barata. Que también.

No hay pasaporte Covid que pueda detener el advenimiento de la claridad ni el chupeteo glorioso de los moluscos más amados de la historia de Córdoba, ayer capital del planeta y hoy remanso de paz y callejones blanquísimos. No hay PCRs que consigan impedir la fraternidad de las plazas al aire libre. Ni test de antígenos que logren frenar la impetuosa irrupción de las buganvillas.

Cuenta atrás para la temporada, proclamaba ayer la crónica nuestra de cada año, firmada por la estimada colega Davinia Delgado . Tres, dos, uno. Ya tenemos fecha . El 14 de febrero se encienden las cacerolas de aluminio que hervirán de amistad y cabrillas hasta el 14 de junio. Cada año se adelantan los invertebrados como una avanzadilla del verano que conquista, minuto a minuto, la negrura gélida del ocaso.

Luego, que salga el sol por Antequera. Y que prenda el azahar por la calle la Feria . Que se pueblen las aceras de chiquillos felices y se alarguen los días desde el alba al crepúsculo. Entonces, los caracoles gordos habrán dictado su ley de salsa de tomate, telera cruda y cerveza fresca. Que es un canto a la vida y un conjuro contra la muerte de las UCIs y los respiradores y el maldito aislamiento de todos interminables meses.

Los caracoles vencerán a la pandemia como el silencio se impone al ruido y la vida derrota a la muerte en estos días tibios que anuncian la primavera.

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