Perdonen las molestias
Queridos ladrones
Mi bicicleta me la birló un cretino el 1 de enero de 2019. Esas fechas no se olvidan
MI bicicleta es prestada. La mía me la birló un cretino el 1 de enero de 2019 . Esas fechas no se olvidan. Permanecen en la corteza prefrontal del cerebro más tiempo del que sería razonable. El hipocampo funciona así. Genera recuerdos de asuntos corrosivos que conviene olvidar. Lo cual nos lleva a plantearnos si el hipocampo es un órgano que se creó para mejorarnos la vida o para tocarnos las narices .
Cualquiera sabe. Pero no nos distraigamos del hilo conductor. Hace unas semanas fui a Ciclos Cabello . El sillín de mi bicicleta prestada había dicho adiós muy buenas. Se había quebrado. Un sillín de recambio no cuesta mucho. Veinte o veinticinco euros. Pero, nada más entrar en el establecimiento, se iluminó una bicicleta de ruedas grandes y color rojo pasión. Un cañón de bici. Y a un precio asequible.
La bicicleta era un caramelo. Justamente por esa razón no la compré. Un caramelo no solamente me hace la boca agua a mí. Es el objeto de deseo de todos los miserables que se dedican a la industria del mangoneo de bicicletas en Córdoba . Que, por lo visto, es un sector pujante. No fue fácil decir que no. Tampoco difícil: me acordé del matadero de bicicletas en que se ha convertido el aparcabicis de la piscina donde nado cada día y se me encogió la tarjeta de crédito como un caracol en invierno .
Hace un par de semanas unos tipos asaltaron Ciclos Cabello. Forzaron la persiana y arramplaron con un puñado de bicicletas de alta gama. Si nadie lo remedia, todas acabarán en el mercado negro a precio de saldo. Es el pan nuestro de cada día. Un negocio creciente que no solo arruina el futuro de pequeños empresarios y jode la vida de cientos de bicicleteros. También torpedea un modelo de movilidad urbana que aporta salud, silencio y humanidad.
Y aquí es donde queremos llegar. Otros países de Europa han transformado sus ciudades en balnearios para caminantes y pedales . Apuestan por las zonas peatonales, los carriles bicis (bien trazados) y, ojo con esto, aparcamientos seguros. Las ciudades amables no se construyen solas. Hay que poner los medios adecuados y evitar que un instrumento de valor estratégico como la bicicleta sea devorado por los cretinos. Así que hagan el favor.