Perdonen las molestias

Perol cordobés

Córdoba sufrió en 1578 una severísima epidemia que metió a sus ciudadanos en casa durante meses mientras la peste segaba miles de vidas

Avenida de la Libertad durante el confinamiento de marzo de 2020 Valerio Merino
Aristóteles Moreno

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El perol cordobés , amigos contribuyentes, nació de la peste. Luego podremos discutir si el arroz debe quedar más suelto o más caldoso, o si es más pertinente el magro de cerdo que el pollo de campo . Pero el perol cordobés simboliza el triunfo de la vida sobre la mortífera epidemia de 1578, que diezmó la ciudad durante meses. Todo dicho con el debido respeto al Padre Roelas.

En la Edad Media , la peste se combatía con las mismas herramientas con que el bueno de Fernando Simón (y el consejero Aguirre) nos martillean un día sí y otro también cada vez que encendemos el televisor. Aislamiento y distancia social. Justo eso mismo que no hacemos ahora en la Plaza de la Corredera cuando nos sentamos a soplarnos una Estrella Galicia fresquita con aceitunitas partíbiri.

En 1578 no había gel hidroalcohólico. Ni las mascarillas venían de China . Que sepamos. Tampoco había agua corriente, que es un detalle a tener en cuenta. Lo que quiere decir que por mucho que las autoridades sanitarias recomendaran lavarse las manos con insistencia, pues leche picón.

Lo que sí se tomaban en serio entonces era el aislamiento . Hasta el punto de que los barrios que superaran el umbral de contagios por cada 100.000 habitantes eran tapiados a cal y canto con los enfermos moribundos en su interior. Nada que ver, desde luego, con la forma de entender la contención de la epidemia de la señora Ayuso . Por poner un ejemplo.

En la Edad Media, la peste no colapsaba el sistema sanitario. No había. Ni el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud se pasaba las sesiones tirándose bolas de papel y pegando chicles debajo de la mesa. En eso eran un pelín más serios. Que no más eficaces. De hecho, Córdoba sufrió en 1578 una severísima epidemia que metió a sus ciudadanos en casa durante meses mientras la peste segaba miles de vidas.

Cuando la plaga remitió, los cordobeses y cordobesas salieron al campo a tomar aire fresco, celebrar la vida y comer alrededor de un perol como acto simbólico de hermandad frente a la muerte. ¿Con qué comida festejaremos la victoria sobre el covid ? Ahí queda eso.

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