Perdonen las molestias
No es lo mismo
El fútbol femenino y el masculino no son lo mismo. Y lo vimos con claridad meridiana el domingo pasado
El Córdoba CF sigue la fiesta en El Arcángel: otro baile ante el Xerez Deportivo FC (4-0)
En el preciso instante en que las jugadoras del Barcelona CF manteaban a una futbolista del equipo rival para celebrar que había ganado el partido del cáncer , medio centenar de venados se partían la cerviz en las inmediaciones de la Mezquita minutos antes del Córdoba-Xerez . He aquí dos formas de entender el deporte. En el primer caso, como celebración de la vida. En el segundo, como invocación a la muerte .
Hace unos cuantos meses, un legendario locutor de radio se mofó del fútbol femenino aduciendo que las mujeres no tenían potencia muscular ni para sacar un córner. Es evidente que se estaba mirando en el interior de su inmensa vaciedad. Si hubiera abierto los ojos, habría visto la sinfonía de triangulaciones, regates, diagonales, rondos y gambetas que dieron las campeonas de la Supercopa el domingo pasado.
La testosterona nubla la vista en la misma proporción en que excita la estupidez humana. Los viriles muchachos de los que les hablamos dieron buena cuenta de ello junto a la Puerta de los Deanes . Dejaron el suelo sembrado de cristales, atacaron un restaurante y se arrearon de castañas pilongas para recordarnos que el fútbol es un deporte de hombres .
De tal forma que uno de los valientes machirulos, de tan solo 26 años de edad, acabó en el hospital con un recordatorio en el parietal de lo lerdo que se puede llegar a ser cuando aún apenas has salido del cascarón. Por cierto, que nuestro héroe salió huyendo del centro sanitario antes de que los facultativos le dieran el alta y los agentes de policía completaran el atestado correspondiente.
En algo tiene razón el célebre locutor de radio . El fútbol femenino y el masculino no son lo mismo. Y lo vimos con claridad meridiana el domingo pasado. Las mujeres futbolistas no se revuelcan en el césped cada vez que las roza un contrario. No se encaran con el árbitro en cada lance. No reparten codazos en el área. No intentan hacer del engaño su principal divisa. Ni convierten el campo en terreno minado. Y cuando ganan por 7-0 una Supercopa de España lo primero que hacen, antes de levantar el trofeo, es celebrar la vida de su compañera Virginia Torrecilla .
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