Perdonen las molestias
Por fin Navidad
Para formar parte de la constelación de municipios guais, tenías que presumir de músculo luminotécnico
Hace justo un año, los alcaldes de media España competían por exhibir músculo luminotécnico . Si no desplegabas medio millón de puntos de luz no eras nadie. Un mísero ayuntamiento de tercera división regional. Tirando por lo alto. Para formar parte de la constelación de municipios guais, tenías que sembrar el centro urbano de cordones de microled y rosetones centelleantes como si no hubiera un mañana.
Recuerden al alcalde de Vigo. Don Abel Caballero . Ese simpático señor que convirtió el alumbrado navideño en escaparate central de su mandato. Diez millones de puntos LED , quince cañones de nieve artificial y 800 toneladas de emisiones en CO2 para contribuir solidariamente al calentamiento global. Que oiga. El señor Caballero quería que sus luces se vieran desde Nueva York y no ahorró recursos en el empeño.
Ahí están los datos. Entre el alcalde de Vigo y el de Madrid dilapidaron cada día en Navidad la energía que consumen 50 campos de fútbol. Que ya. El conocido círculo virtuoso de la competencia que describen los especialistas en la materia. Un alcalde enciende a otro, y este induce a aquel, en una endiablada carrera de megavatios para iluminar a España de punta a cabo.
Porque amigos: ¿qué regidor se presenta a las elecciones sin medio millón de puntos LED que ofrecerle a sus conciudadanos? En efecto. Un candidato suicida. A Córdoba llegó la fiebre luminotécnica con la velocidad de la nueva cepa del coronavirus . O sea. Rauda, altamente contagiosa y con la promesa de disparar el consumo y multiplicar el empleo.
Y claro. Detrás de la luz, vienen las compras (compulsivas). Y detrás de las compras, los almuerzos (compulsivos), las copitas de anís y las almendras garrapiñadas por un tubo para conmemorar el nacimiento de un niño desharrapado que vino al mundo para redimir a los pobres.
Hemos tenido que sufrir una catástrofe pandémica de consecuencias planetarias para celebrar por fin una Navidad austera , frugal, sobria , sencilla y en compañía de nuestros seres queridos. Que, como dijo el profeta, no hay bien que por mal no venga.
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