Perdonen las molestias

Greguerías

Vox pide suprimir las multas por el estado de alarma que primero exigió y luego llevó al Constitucional

Abascal, en su último mitin en Córdoba Valerio Merino
Aristóteles Moreno

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España es un país fascinante. Uno de esos asombrosos territorios donde un dirigente político se puede pasar días dando la tabarra para que el presidente del Gobierno declare el Estado de Alarma y después denunciar ante el Tribunal Constitucional que el presidente del Gobierno ha declarado el Estado de alarma. Podría parecer que lo que acabamos de escribir en el párrafo anterior pertenece a una greguería de don Ramón Gómez de la Serna y hay días, desde luego, en que la realidad política de este fabuloso país es un ingenioso giro literario del escritor madrileño.

En efecto, el señor Abascal reclamó con la vehemencia marcial que le caracteriza la declaración del Estado de Alarma cuando el coronavirus estaba a punto de apoderarse del planeta. Era el 12 de marzo de 2020. Y ese día el presidente de Vox promulgó vía Twitter una orden castrense que decía lo siguiente: «¡Decrete el Estado de Alarma y ponga todos los recursos a detener la pandemia!». Dos días después, no sabemos si acojonado por el verbo intimidatorio del señor Abascal, el presidente del Gobierno activó por primera vez en la historia de este increíble país el confinamiento de toda la población.

Doce meses y diecisiete días después, el líder de Vox completó su ocurrente greguería presentando un recurso ante el TC en contra del decreto de Estado de alarma que él mismo había ordenado activar como corresponde a un patriota a cuerpo descubierto. El Constitucional, como buen devoto de don Ramón, escribió una sentencia a caballo entre el absurdo y el caos administrativo. Hablamos de España, querido contribuyente .

La greguerí a que echó a rodar el señor Abascal quiere anotar nuevos episodios en Capitulares. El grupo municipal de Vox ha pedido que el Ayuntamiento de Córdoba elimine todas las multas que la Policía Local impuso a los ciudadanos que desoyeron el Estado de alarma que promulgó vía Twitter su propio líder. No me digan que no es tierno. Se trata de más de 2.000 sanciones a individuos que se pasaron por el forro la pandemia, la curva de contagios, el colapso sanitario y el sursum corda.

España es un país formidable . Una unidad de destino en lo universal edificada sobre deliciosas greguerías que nos hacen la vida más llevadera. Diga usted que sí.

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