Perdonen las molestias

Ojo con la gramática

La palabra «política» se ha ido deteriorando a una velocidad de vértigo paradójicamente cuando ha descendido de los salones privados del poder para democratizarse

Así preparan los partidos las listas por Córdoba para las elecciones andaluzas del 19-J

Rosa Aguilar en su comparecencia del pasado jueves R. R.
Aristóteles Moreno

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Para regenerar la política , lo primero que tendríamos que hacer es regenerar su gramática. Las palabras se van degradando con el paso de los años y su significado va mutando hacia conceptos, a veces, contraproducentes. La palabra política ha sufrido mucho desgaste en las últimas décadas. Su origen etimológico viene de polis, que en griego significa ciudad, y, por consiguiente, su energía semántica nos concierne a todos por igual, en tanto que habitantes de un mismo ámbito geográfico.

El vocablo, sin embargo, se ha ido deteriorando a una velocidad de vértigo paradójicamente cuando la política ha descendido de los salones privados del poder para democratizarse. El tiempo ha ido erosionando sus rasgos originales al modo en que el viento va corroyendo los muros de una vieja casa. Y allí donde la política significaba gestión de los intereses comunes ahora su campo semántico se acerca peligrosamente a otros territorios menos nobles.

Pongamos por caso a la señora Rosa Aguilar . Hace exactamente cinco días acaba de anunciar el fin de su incombustible vida pública . Medio siglo para ser exactos. La ex alcaldesa de Córdoba se jubila con una hoja de servicios deslumbrante y el reconocimiento generalizado de que nos encontramos ante lo que el pensamiento dominante denomina animal político . Es decir: ante una profesional que ha tenido la habilidad de sobrevivir en las turbulentas aguas de la representación pública durante nada menos que cincuenta años .

Y oiga. Eso tiene mérito. Sobre todo en un mundo trepidante como el que nos ha tocado vivir. Su triple salto mortal con tirabuzón de aquel 23 de abril de 2009 aún se recuerda como uno de los momentos cumbre de la alta política contemporánea. Salir de una Alcaldía de IU por la mañana para entrar en una Consejería del PSOE por la tarde es una maniobra técnicamente insuperable.

Los griegos no acuñaron el término «política» para definir comportamientos como el que acabamos de describir. Mucho menos para que se asociara con el vocablo «animal» en un superlativo que hoy día hace gran fortuna entre los politólogos en boga. Pero la palabra ha ido rodando y rodando con los siglos hasta convertirse en una triste figura de lo que fue . Así que ojo con la gramática.

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