Perdonen las molestias

Qué dolor

Pareciera que los baños árabes de San Pedro solo existen para hacerse la foto de protocolo de cuando en cuando

Baños Árabes de San Pedro en Córdoba ABC
Aristóteles Moreno

Esta funcionalidad es sólo para registrados

De los históricos baños árabes de San Pedro solo tenemos noticia cuando la consejera de turno se hace la foto de rigor para anunciar su inminente puesta en valor. Diríase que únicamente existen cuando lo dicta el protocolo oficial, que es una forma de existir muy contemporánea. La última vez que volvieron a la vida fue el pasado 25 de junio . La señora Del Pozo visitó Córdoba e incluyó a los baños en su agenda política, de tal forma que pudimos contemplar de nuevo el esqueleto de la sala porticada , que aún exhibe un prodigioso estado de ruina desde hace la tira de años.

Los baños fueron construidos en e l siglo XII . Algunas informaciones los fechan en plena época califal, dos siglos antes. Pero el arqueólogo Pedro Marfil ha excavado en sus tripas y conoce el solar como la palma de su mano. Háganle caso a Pedro Marfil. Sabe lo que dice. Sostiene el arqueólogo además que los baños son almorávides en el corazón de un barrio antialmorávide, que se sublevó contra los norteafricanos y se alineó con los insurgentes de Cádiz. Estaríamos, por tanto, ante un singular caso de reivindicación andalusí en las postrimerías de una civilización que se desmoronaba.

Los baños se mantuvieron activos hasta el siglo XV, bien entrada la época cristiana. Luego se sumergieron en la bruma de la historia y, después de atravesar numerosas vicisitudes, quedaron sepultados bajo tres casas de la calle Carlos Rubio, a tiro de piedra de la taberna de los Mosquitos. Donde usted puede, por cierto, soplarse un vermú con hielo mientras el tiempo flota ingrávido por los siglos de los siglos.

En el año 1992 la Junta de Andalucía adquirió el inmueble. Queremos creer que la compra se proponía rescatar ese trozo imperecedero de Córdoba. Queremos creer, decimos. En la casa aún pervivía un taller de platería y de los baños apenas se divisaba una galería y una bóveda. La primera intervención arqueológica se produjo en 1997. Pero no fue hasta el año 2005 cuando se examinaron en profundidad los restos que agonizaban bajo los escombros y se identificaron todas las salas del baño. La entrada original al «hammam» tenía lugar por la Plaza de la Paja . Y el patio de la alcabala, donde estaba la taquilla de pago, había sucumbido ya durante la construcción de un edificio en los años setenta, cuando el desarrollo urbano consistía en pulverizar todo rastro del pasado.

Los baños árabes están perfectamente descritos en la cabeza cartesiana del arqueólogo Pedro Marfil, que es capaz de recitar su estructura con los ojos cerrados. Y existen también en la agenda propagandística de las consejeras (y consejeros) de turno. Los cordobeses, mientras tanto, no tienen ni idea de que en los números 8, 10 y 12 de la calle Carlos Rubio yacen semienterrados uno de los placeres andalusíes de la Córdoba de otro tiempo.

Pero ahí están. Dormidos en silencio hasta que de cuando en cuando se levantan del letargo y aparecen sus fotos en la prensa local. La última vez que se despertaron fue el 25 de junio pasado en una instantánea que, por cierto, se parece como dos gotas de agua a otra anterior de enero de 2018. En aquella, el señor Francisco Alcalde, delegado de la consejera Aguilar , visitó los baños para anunciar, ahora sí, su inminente regreso a la vida. Los siglos pasan y el «hammam» más antialmorávide de Córdoba solo vive para hacerse la foto de protocolo. Qué dolor.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación