Perdonen las molestias

Doble filo

El nadador cordobés Rafael Muñoz cayó en un abismo emocional tras conseguir el récord del mundo en 50 metros mariposa

Rafael Muñoz posa en su lugar de residencia actual Inés Baucells
Aristóteles Moreno

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El éxito, como el cuchillo, es un arma de doble filo . Lo mismo te vale para abrirte paso entre la maleza de una jungla que te secciona la piel con la precisión encarnizada de un bisturí. Ahí tienen el caso del plusmarquista Rafael Muñoz . Se subió a la gloria en 22,43 segundos y luego se desplomó al vacío como cae un peso muerto por un despeñadero.

Rafael Muñoz era una máquina perfecta . Un cuerpo diseñado para pulverizar la velocidad de la luz. Se lo dijo el entrenador nada más pisar el centro de alto rendimiento de Marsella. «Chaval, llevas el récord del mundo dentro de ti». El joven cordobés solo tenía 21 años . Esa edad en la que el éxito puede arrollarte con la fuerza con que un huracán del Caribe devasta viviendas y sembrados.

Y así fue. El nadador cordobés destrozó el récord del mundo de 50 metros mariposa y se codeó con las leyendas del momento en los campeonatos de Roma de 2009. No todo el mundo está preparado para metabolizar una descarga emocional de tantos kilovatios por segundo. Al joven Muñoz le reventaron las conexiones eléctricas y su vida comenzó a girar como una peonza sin rumbo.

Han pasado 12 años. Nada menos. Y ahora examina su vida con un aplomo sobrecogedor. «Igual que voy al peluquero a cortarme el pelo, voy al psicólogo para que me amueble la cabeza », nos dijo hace unos días desde su vivienda en Barcelona. El símil resulta de una lógica aplastante. Abrumadora, diríamos. Y ojo. Observen el uso del verbo amueblar para referirse al desorden mental que el paso de un huracán puede provocar en el cerebro. Y, si las emociones se desordenan en nuestro universo interior, es conveniente colocarlas en su sitio antes de que el organismo pierda el equilibrio y caiga a tierra como un títere de guiñol.

El brillo de una navaja, como el éxito, pueden deslumbrarte mientras conduces tu vida hacia cualquiera sabe qué parajes. Rafael Muñoz empuñó el éxito con las manos y se produjo cortes profundos que necesitaron unos cuantos puntos de sutura . Hay que tener cuidado con las armas de doble filo. Si no las manejas con sabiduría, pueden llegar a arruinarte la existencia.

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