Perdonen las molestias

Cumbres privadas

Para hacer cumbre en La Tiñosa, hay que estar al arbitrario criterio del dueño de la finca

Cumbre nevada de La Tiñosa ABC
Aristóteles Moreno

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La Tiñosa , con sus 1.568 metros, es el pico más alto de Córdoba. Enclavado en el cordal de la Sierra de la Horconera, que, a su vez, forma parte del parque natural de las Sierras Subbéticas , constituye un balcón privilegiado de uno de los parajes calizos más agrestes de la provincia. Miles de montañeros ascienden cada año a su cumbre en una liturgia inexplicable que requiere sudor, sacrificio y obstinación. Coronar un pico no sirve para nada. Absolutamente para nada. Quizás, por esa extravagante razón, representa un acto químicamente puro. Sin contrapartidas, ni beneficios, ni rendimientos de ninguna clase. Solo uno: la belleza impagable de lo inútil.

A la Tiñosa se la puede atacar por varias vías. Todas exigentes. La más rutinaria parte de la aldea de Las Lagunillas. Hasta las ruinas del cortijo de Cañatienda, la ruta no ofrece dificultad alguna. Pero, desde allí, el sendero remonta sin compasión por una cañada pedregosa muy vertical en dirección a la cueva del Morrión. En una hora larga de ascenso , el silencio se apodera de los caminantes, que comprueban palmo a palmo las leyes inexorables de la gravedad. Es aquí donde se despliega en todo su esplendor la estupidez fascinante de la montaña.

Para conquistar la Tiñosa no únicamente hay que disponer de potentes cuádriceps y un cerebro resiliente . También hay que vencer la arbitraria necedad de uno de los propietarios por cuyas tierras, al parecer, transita el camino que lleva a la cumbre. Si el señor dice no, el pico más alto de Córdoba se convierte en un capricho privado al alcance de unos pocos. Y así llevamos unos cuantos años.

En los albores de la democracia, una de las primeras medidas que el Gobierno del señor González promulgó fue la declaración de zona de dominio público de las costas y los márgenes de los ríos. Hasta entonces, muchas playas eran coto privado de hoteles, clubes náuticos, chalés particulares y el sursum corda pintado de verde. Supimos al fin que la propiedad privada limita al norte con el derecho de los sin nada a disfrutar también de la madre naturaleza . De manera que un poquito de por favor.

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