PERDONEN LAS MOLESTIAS
Caminos privados
Casi un tercio de los caminos públicos de Córdoba que nos pertenecen a todos desde tiempo inmemorial se han privatizado
Si usted quisiera dar un paseo por los caminos públicos de Córdoba tendría kilómetros por delante suficientes como para llegar a Almería a pie. Es decir. Echaría a caminar con su mochila por la vereda de Alcolea y, a razón de 30 kilómetros al día, avistaría la Alcazaba almeriense en once jornadas y media. Que no está nada mal la broma, oiga.
Los caminos públicos tienen una peculiaridad . Que son públicos . Quiere decirse que están protegidos por la Constitución española y son perfectamente inalienables, inembargables e imprescriptibles. De tal manera que usted, teóricamente, puede transitar a través de ellos con la seguridad de que pisa terreno propiedad de todos y que nadie le va a salir al paso con una escopeta de cartuchos y un par de simpáticos mastines.
Decimos teóricamente . En la práctica, de los 345 kilómetros calificados como senderos de dominio público, al menos 102 se encuentran cerrados al paso . Si se entretiene en hacer una operación matemática elemental, se dará cuenta de que casi un tercio de los caminos públicos de Córdoba que nos pertenecen a todos los ciudadanos desde tiempo inmemorial han sido privatizados por obra y gracia de un particular.
Usted se preguntará que cómo es posible tamaño atropello . Eso mismo nos preguntamos nosotros. Lo cierto es que en este hermoso país en que vivimos cualquier señor (o señora) puede coger una cancela , una cadena y un candado y decretar la clausura unilateral de un camino público sin despeinarse el bisoñé. Luego vaya usted a reclamar al juez de guardia o ponga una velita en la ventanilla de la consejería correspondiente. Ya se lo decimos nosotros: tararí que te vi.
En España, la propiedad privada es sagrada (lo cual nos parece divino de la muerte). Pero el espacio público es el moño de la Tía Bernarda , que lo mismo puede ser invadido, confiscado , usurpado, requisado, incautado o simplemente convertido en el jardín trasero de averigüe usted qué desaprensivo. Sin que un ministro, un consejero o un alcalde muevan un dedo para impedirlo. Lo cual qué quieren que les diga.
Noticias relacionadas