PUETRA GIRATORIA

Aplicaciones

El desembarco de Uber nos recuerda que la app sobre horarios y rutas de Aucorsa funciona mal y que sigue en el letargo veraniego

Una persona muestra su móvil con la aplicación de Uber en Las Tendillas Valerio Merino
Natividad Gavira

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Cuando las nuevas tecnologías han conseguido modelar nuestra forma de organizar el tiempo laboral y doméstico es que estamos entregados. Nos rendimos, incluso los que a veces invocamos con convicción otra forma de relación, la obligación de humanizar el contacto diario con cuanto nos rodea. Nos ha ganado la pulsión diaria por reducir tiempos de espera, acortar inseguridades, intentar arañar minutos y destruir distancias a base de martillear la pantalla del teléfono móvil, ese ordenador de bolsillo al que hemos cedido toda memoria y capacidad de organización. Bienvenidos al mundo de los desbordados por quehaceres que por separados ensanchan el alma, pero sometidos al cuello de botella de la cuenta atrás de cada jornada, necesitan de este tipo de asistencia remota y tiránica.

Las aplicaciones para móviles han venido a componer una manera de estar en el mundo. Y ya, por escasa que sea nuestra competencia digital, hemos sucumbido a su uso, fascinados por su capacidad predictiva y por esa falsa seguridad que nos proporciona la posesión de una información voluminosa y adaptada a un ritmo que tributa siempre a favor de cierta adicción. Nos ha ganado la ilusión de creernos controladores del tiempo y consumidores de servicios que podemos administrar desde el salón de nuestra casa. Es tal el grado de dependencia, que cualquiera de sus disfunciones alteran nuestros planes y los desplazan.

En Córdoba se vive con cierta expectación el advenimiento de nuevas maneras de transporte urbanos, el servicio de vehículos de turismo con conductor. Esta es una oferta que se adapta a las expectativas actuales que entiende el consumo con otros parámetros y desecha el intermediario. Así, mientras una multinacional americana se dispone a desembarcar en Córdoba con cincuentas conductores pendientes de un aplicación, la de Aucorsa aún continúa en el letargo veraniego, cuando los cordobeses ni recordaban su nombre. Ahora, cuando su uso es de nuevo requerido nos devuelve inconcreción y vaguedad, lo que acrecienta la distancia competitiva con otras formas de transporte urbano que transformarán nuestra idea de movilidad.

Una de las aplicaciones para móviles que rige horarios frecuencias y líneas de Aucorsa a veces, demasiadas veces, funciona mal. Lo mismo acorta tramos horarios en saltos de seis u ocho minutos que anuncia un servicio inexistente una vez situados en la marquesina: entonces no aparece en la pantalla luminosa. Durante meses esta aplicación ha sido útil, ha cumplido la finalidad para la que estaba diseñada pero a la vuelta del verano su servicio es mejorable, revisable y hasta prescindible.

Esperemos pues que las nuevas aplicaciones de transporte urbano de acaben fagocitando las que ya operan en la ciudad, procuremos larga y feliz convivencia para todas, porque el usuario de hoy no discute leyes y competencias, eso está para patronales del taxi, comités de empresas y gobierno, al ciudadano le interesa constatar que sus necesidades es la materia que alumbra opciones creativas y audaces.

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