Sucesos
Aparece un hombre de 80 años muerto en Baena con signos de violencia
Estaba dentro de su casa y la Guardia Civil investiga los hechos
Una persona de 80 años , varón , ha aparecido sobre las 12.30 horas muerto en la calle Palomarejo Bajo de Baena con signos de violencia , según las fuentes consultadas. En estos momentos, un equipo de la Guardia Civil se encuentra trabajando para esclarar el suceso. No hay ninguna persona detenida o identificada.
Según los hechos, el levantamiento del cadáver se ha realizado a las 18.00 horas. El fallecido ha sido trasladado al Instituto de Medicina Legal de Córdoba con el propósito de hacerle la autopsia. Todas las fuentes que han sido consultadas aseguran que los agentes están determinando de momento cuál es la naturaleza y el origen de las heridas.
![Zona de Baena donde halló el cadáver](https://s2.abcstatics.com/media/andalucia/2018/04/22/s/palomarejo-cordoba-baena-U10189996906gyE--510x349@abc.jpg)
El cadáver de Rafael «El manquillo» ha sido hallado en la calle Palomarejo . Es una zona del casco histórico de la ciudad de Baena . Concretamente, en el número 6, donde vívía solo. Según las primeras versiones recabadas, las primeras advertencias de que algo había pasado se conocieron sobre las once de la mañana, aproximadamente, cuando se realizó el aviso a las fuerzas del orden. Una fuente explica que se advirtió la presencia de un charco de sangre en la puerta de la vivienda, una calle con escaleras que tiene poyetes para los vecinos ante el dintel.
El fallecido era una persona conocida en el municipio porque, cuando estaba activo, se dedicaba a realizar rifas de espárragos y actividades similares. Tenía algún tipo de discapacidad por el que se conocía también en Baena. Era viudo y vivía solo. No tenía hijos.
En estos momentos, ningún responsable de seguridad confirma o desmiente que se trate de un homicidio. Por el contrario, se estudia si las heridas casan con esta figura penal o si se trata de una cuestión accidental .
Sus vecinos lamantaban su muerte y repetían que «es una pena», pues aseguraban que « era un hombre muy bueno, muy buen vecino ». No obstante, no calificaban del mismo modo a las personas que se acercaban a su casa para pedirle, ya que «era una persona que le abría la puerta a todo el mundo y siempre les daba algo. Muchos llegaban y le pedían algo de dinero».
Un vecino lo recordaba cuando cada día salía de su casa y se iba o bien al aparcamiento de la plaza Palacio si llovía o a la misma plaza si hacía bueno « a dar un paseo y daba 33 vueltas ». De hecho, tenía buen aspecto físico y sólo sufría los achaques propios de la edad.