HISTORIA
El aparcamiento del Bulevar del Gran Capitán: el hito de Julio Anguita que frenó el subsuelo de Córdoba
Los comerciantes del Centro apuestan ahora por resucitar este proyecto que la Junta paralizó en 1984 por restos romanos
La falta de plazas de aparcamiento es una de las espinas que siguen haciendo mella en el comercio cordobés del Centro de la capital. Así lo pone de manifiesto un estudio elaborado por la asociación de comerciantes de esta zona de Córdoba, que apuesta, como una de las soluciones, resucitar el proyecto de parking subterráneo del bulevar de Gran Capitán que promovió en su día el gobierno municipal de Julio Anguita en 1984.
Esta propuesta estrella fue uno de los hitos del programa electoral del alcalde comunista. En marzo de ese año, el pleno municipal dio luz verde a la iniciativa: un parking en el subsuelo con una capacidad para 450 plazas y un presupuesto de 234 millones de las antiguas pesetas, que se adjudicó a la empresa catalana Saba.
Las obras se iniciaron a finales de junio y casi al tiempo de meter la primera pala excavadora, surgieron los primeros restos que darían al traste con el aparcamiento. Un muro árabe, mosaicos y esculturas de la época romana tardía, además de varios cientos de monedas de Constantino y cerámica salieron a la luz.
En noviembre, el regidor y el consejero de Cultura de la Junta de entonces, Javier Torres Vela, suscribieron un acuerdo para que la Dirección General de Arqueología valorase la trascendencia del yacimiento. No obstante, las máquinas provocaron daños en los restos aparecidos entre la calle Góngora y calle Conde de Robledo, lo que motivó una protesta por parte del sector universitario, que acabó con la mayor parte de los manifestantes sentados en las palas excavadoras. Este mismo mes, la administración autonómica decide interrumpir las excavaciones de forma cautelar en defensa del patrimonio histórico-artístico.
Los meses siguientes, la obra permaneció desierta y sin actividad, a la espera de que la resolución de la Junta fuera definitiva. Finalmente, Anguita puso en marcha la que él mismo bautizó como «Operación Valkiria» y cubrió con grava la zona del bulevar, transformándola en un paseo de albero.