Contramiradas
Antonio García Moreno, psicólogo: «Hay tiranos con cinco años que tienen sometidos a sus padres»
Este terapeuta cordobés lleva años descifrando las claves del desafío que representa para los progenitores educar a sus hijos
Encima de un pequeño mueble de su despacho, hay una taza de madera con un letrero. Dice el texto: «Comienza el día con una sonrisa» . Estamos en la consulta de un psicólogo . Aquí se reparan los dolores invisibles de nuestro milenio. Aquellos que no se perciben al trasluz de una radiografía, ni se identifican en un análisis de sangre, ni dan la cara en una biopsia. Son males intangibles. No se ven pero duelen como una muela picada. Y más de medio planeta está hoy sentado en el diván de sus laberintos emocionales.
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Antonio García Moreno lleva media vida rescatando a náufragos urbanos. Primero ayudó a toxicómanos. Luego a menores desamparados. Y finalmente se centró en desgranar los desafíos de la educación infantil y la adolescencia, que ordenó en dos manuales publicados en 2015 y 2018 ( «El arte de entender y educar a tu hijo» y «#Joven» ). Una mampara de metacrilato alzada sobre la mesa separa al paciente del terapeuta en estos últimos días de desescalada.
Entender y educar a tu hijo, ¿arte o tortura?
Intenté que se viera la parte buena. Pero es verdad que la crianza es bastante complicada por la sobrecarga , el estrés y el trabajo que conlleva. Si entiendes mejor sus necesidades es más fácil que puedas anticiparte.
¿Y en casa de herrero cuchillo de palo?
Siempre he intentado darle la vuelta a ese refrán. La teoría me la aplicaba yo primero . Las técnicas de relajación, por ejemplo. O los conflictos de pareja.
¿Educar es la acción de poner límites?
No exclusivamente, pero es una parte importante . No se puede quedar solo en eso. Tenemos que dar también afecto y seguridad a los niños. Los chavales necesitan un entorno predecible. No solo poner límites y que se sientan enjaulados. Es contraproducente. Se tienen que sentir también seguros.
¿Se nos ha olvidado decir no?
A mucha parte de la población sí . Nos anticipamos demasiado a las cosas que quieren los niños. Estoy teniendo muchos casos de adolescentes que no saben estar aburridos . Tienen que tener el móvil o la Play. No saben qué hacer. Antes no había móviles ni internet y de ahí surgía la creatividad. Hay que decir no muchas veces porque es bueno para el desarrollo de la autoestima y la responsabilidad de los chavales. En el mundo después no van a tener todo lo que quieran.
¿Qué está fallando en las familias de hoy?
Una de las claves es esa. Sobreprotegemos demasiado a los hijos . Intentamos que no sufran y nos pasamos. Tenemos que retirarnos. Al principio, nos necesitan para vivir pero llega un momento en que tienen que hacerlo solos. Un chaval de 17 años debe ser capaz de hacer todo por sí mismo . Hay que darles autonomía desde pequeñitos porque si no estamos creando chavales con inseguridad.
¿La sobreprotección es el gran error contemporáneo?
Es uno de los más importantes. Antes estábamos en el modelo contrario: el autoritario. Se usaba la violencia física. Y ahora los que sufrieron ese modelo y son padres huyen de ese tipo de métodos. Se han ido al polo opuesto y hay que buscar un punto intermedio. No pasa nada si no tienen el videojuego que quieren en un momento dado.
¿Y si el rey de la casa se convierte en un tirano?
Es lo que suele ocurrir. Hay tiranos con cinco y seis años que tienen sometidos a los padres . Y los padres no son capaces de contradecir al niño. Cuando cumplen años se convierte en una situación más complicada. No saben tolerar la frustración . Y se transforma en agresividad. Tenemos muchos problemas de agresiones a los padres.
¿Y la tiranía tiene arreglo?
Arreglo tiene casi todo en el ser humano siempre que uno quiera . Mientras antes intervengamos mejor. Si empezamos pronto, simplemente con cambiar algunas cosas se consigue que el niño cambie. Cuando se han instaurado ciertos patrones de conducta es más complicado.
¿Ha aprendido usted mucho de la Supernanny?
Es una profesional bastante buena y con buen sentido común. Y explica bien las cosas a la familia.
Si los niños pierden la calle, ¿qué pierden?
Es verdad que las redes sociales suplen esta carencia. Pero los niños necesitan un campo de entrenamiento . Las habilidades sociales, resolver conflictos, saber cómo manejarse, todo eso se aprende en la adolescencia y el campo de prácticas es la calle . No lo pueden suplir las tecnologías. Si eliminamos la calle tenemos un problema importante.
Los móviles y los niños
Para los niños, ¿el móvil es un invento del diablo?
En términos generales, el móvil es positivo . Tiene muchas herramientas. Incluso los videojuegos pueden ayudar a desarrollar habilidades y si se usa bien y se ponen límites para aprender a usarla puede ser positivo. Es verdad que tiene riesgos . Y los padres tienen que estar ahí. Si se usan con supervisión no tiene por qué haber peligro.
¿Adiós a los libros?
Se está perdiendo una parte. Ahora leen más cosas por el móvil y en muchos colegios se usa la tablet incluso para estudiar. Estamos en el mundo de la inmediatez y no hay paciencia. Nos cansamos de leer más de una página.
¿La cultura del click nos convertirá en zombies?
Corremos ese riesgo pero usándolo con mesura no tiene por qué ser malo. Somos seres sociales y necesitamos de las personas. Cuando estamos mucho tiempo encerrados ya hay ansiedad.
¿Fuera móviles del aula?
Es bueno tener el recurso de la herramienta, pero, cuando nos tenemos que concentrar, el móvil es una distracción muy potente . Un adolescente que ya no tiene capacidad de concentrarse se va a distraer inevitablemente. Y, mientras están explicando los profesores, los niños no deben tener el móvil.
¿La ansiedad es la enfermedad del siglo XXI?
Al menos, una de ellas. Tenemos una presión enorme desde pequeños . No llegamos a todo. No puedes estar con tu trabajo, con tu pareja, con tus niños y ver a tus amigos. Eso genera unos niveles de activación que mantenidos en el tiempo al final aparecen trastornos de ansiedad . Solo falta que en un momento dado la demanda del medio desborde a los recursos que tienes. Eso le pasa a casi todas las personas una vez en la vida.
Dígame tres trucos para doblegarla.
Lo principal es tener un estilo de vida que nos permita desconectar . Tenemos que tener tiempo para el ocio, el deporte y el descanso. Así es más difícil que la ansiedad llegue. Dedicarse un tiempo a uno mismo no es malo. Y es bueno educar a la mente. Los pensamientos no son siempre ciertos. Nos imponemos unas exigencias que nos frustran. Hay que ser flexibles en nuestros pensamientos. Con esos pilares, hay menos problemas de ansiedad.
En la era post Covid, ¿seremos más cobardes?
Durante un tiempo tendremos más reticencias en el trato con la gente . Hemos vivido meses pensando en que la gente era peligrosa. La mesa, la puerta y sitios con personas eran riesgo de contagio. Y ahora que salimos tampoco tenemos la certeza. El ser humano asocia los estímulos peligrosos como señales de alarma y el cuerpo se activa.
¿Sin abrazos se puede vivir?
No es positivo. Los seres humanos necesitamos el contacto entre personas . Tocarnos ayuda mucho. Son estímulos afectivos que dejaremos de recibir y en el estado de ánimo se va a notar.