Javier Tafur - El estilita

De la ansiedad a la desvergüenza

Cristian está ya preparado para militar en el PSOE andaluz

LAS juventudes partidarias de ahora son muy frágiles. Ya no pegan ni carteles en los días electorales. El joven, hoy, sin mili y sin militancia política física, tiene que acogerse al costal y a la experiencia religiosa -que diría Iglesias (Enrique), cuando le funciona el playback- para curtirse. Las organizaciones juveniles están llenas de enclenques, de niños mimados, al menos en los partidos de la casta, que diría el otro Iglesias. Se han acomodado a la vida muelle del estado del bienestar y convertido a sus miembros en mini ejecutivos, aptos solo para emular la fructífera picaresca de sus mayores, a ser posible, sin dar un palo al agua. Cristian Menacho es una criatura ejemplar de esta circunstancia. Con su tupé de pijo de polígono y su barba lampiña de metrosexual de cuota, da la imagen precisa del espécimen. Hasta el nombre lo tiene de DJ más que de agitador social. Pero ha tenido que hacerse hombre de golpe y porrazo y percibir al fin que el medro en la cosa pública es un juego que conlleva consecuencias a veces desagradables. También se habrá dado cuenta de que ir siempre de la mano de mamá no garantiza necesariamente la seguridad en la vida y de que incluso una madre puede ser, en según que casos, una mala compañía. «¡Vaya mierda de casting!» , le protestó la suya cuando empezó a observar que las nuevas ovejas por él escogidas para alimentar el rebaño y el pesebre socialista no transigían dóciles con ser parcialmente esquiladas de sus nóminas.

Aún así, Ángeles Muñoz , como es natural, le ha mantenido su absoluto apoyo, porque una madre nunca abandona, máxime si el niño ha salido a ella. No puede decirse lo mismo del resto de compañeros y compañeras. Los Durán, Ambrosio, Aguilar y demás integrantes de las fotos varias de los días felices de la fundación ribereña han mirado para otro lado y le han negado hasta la filiación al muchacho. ¿Y por qué tan ingrata desafección? ¿No es el «caso Guadalquivir» un trasunto local del paradigma regional de los ERE y de los cursos de formación? ¿No tiene Menacho en Rafael Velasco un referente irresistible de juventud emprendedora y de benéfica coyunda familiar y política?

No le falta cierta razón al interfecto cuando asume el papel de víctima propiciatoria. Nada ha hecho -pensará- que no se hiciera antes con más o menos maña y discreción por grandes y chicos. A él le ha tocado la denuncia. Eso es todo. Tal vez por inmadurez, habrá colegido. Por eso se ha venido arriba después de ese primer conato de convertirse en un muñeco roto y ha cambiado el rictus de dolorosa barroca por la sonrisa burlesca del rebelde sin causa. Negarlo todo y ganar tiempo. La fórmula está más que ensayada. Con su madre al lado , probablemente también en el banquillo, y con un piquete de vecinos dando leña al periodista , se siente capaz de aguantar lo que le echen. De la ansiedad a la desvergüenza solo hay un tratamiento y a él se lo han dado. ¡Ahora sí, Cristian, ahora sí estas preparado para militar en el PSOE de Andalucía !

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