Solidaridad

Ángel Roldán, el párroco de Córdoba que ha logrado formación como agricultores para desempleados

El sacerdote de la iglesia del Parque Figueroa ha liderado una iniciativa para que aprendan el trabajo

El sacerdote Ángel Roldán, con los alumnos del curso de formación E. S.

Estrella Serna

«Un 20 por ciento lo de dedico a la liturgia y el resto, a buscar soluciones al barrio », responde el padre Ángel Roldán , de la parroquia de la Asunción del Parque Figueroa cuando se le preguntado por cómo logra que grupos empresariales tan potentes como Grupo Cabezas Romero y La Reina ofrezcan recursos, tiempo y esfuerzo para formar a personas desempleadas de todas las edades en profesiones y oficios como la hostelería y la agricultura sostenible.

Todo ello, además, estableciendo una red de sinergias tan obvias pero infrecuentes para el SAE o SEPE (o ambos) como que lo que cultiven los alumnos del curso de Agricultura Ecológica se venda a los restaurantes Casa Pepe de la Judería , Casa Rubio y Taberna Nº 10, para que los empresarios también salgan ganando.

«Tampoco es complicado detectar el potencial solidario que tiene la sociedad cordobesa y conectarlo con las necesidades de empleo », cuenta Ángel mientras acompaña a este periódico a hablar con los alumnos del curso de agricultura.

El sacerdote conversa con José María Cabrera, de la finca La Reina E. S.

No para de sonarle el móvil de feligreses que requieren desde un café con él para desahogarse por algún revés de la vida hasta cuestiones organizativas de los mil proyectos que lleva a cabo desde su iglesia. La entiende como «la casa de todos, porque la Iglesia no es el edificio sino las personas que la integran y que no te imaginas la de cosas que hacen por los demás», apunta en una conversación que trasciende lo informativo en pro de derroteros teológicos que, sin embargo, «no calan en la sociedad determinados aspectos humanistas, porque los curas no sabemos hacer publicidad».

Si no publicidad, el padre Ángel cuenta con una capacidad tal que «es imposible negarle nada», comenta José María Cabrera , gerente de La Reina, una finca cordobesa de 700 hectáreas donde se cultivan 16 productos diferentes y que ha cedido 3.000 metros para que cerca de una veintena de alumnos se formen -con la financiación de la Fundación La Caixa - y «empiecen a trabajar en cuanto sea posible, ya que nosotros siempre necesitamos de agricultores preparados como ellos van a estar en cultivos ecológicos que es hacia donde camina la vanguardia del sector ».

Todo ello, mediante «una economía social donde no sólo se benefician los alumnos, sino también la sociedad, porque de aquí van a salir muy preparados».

La finca La Reina ha cedido 3.000 metros para la formación, que financia la Fundación La Caixa

Todo ello porque cuentan con el mejor profesor, Alfonso Ruiz , agricultor certificado en agricultura ecológica que enseña con la misma motivación que paciencia los pormenores de un oficio «muy necesario para todo el mundo y sobre el que hay demasiados mitos que necesitamos superar. Cuando la tierra se abona con materia orgánica , se garantizan al consumidor los mejores productos».

Formación de los futuros agricultores en la finca La Reina E. S.

Así, los alumnos están aprendiendo a replantear un huerto hortícola; desde la preparación de la tierra , el uso de las herramientas, la siembra y posterior recogida de alimentos . Pepa, una señora de mediana edad y desempleada, cuenta que «desde siempre me ha gustado el estilo de vida ecológico y ahora estoy abriendo nuevos horizontes laborales».

«Estamos aprendiendo lo duro que es el trabajo en el campo », dice en cambio José Ángel , un veinteañero que también está motivadísimo con el curso porque espera poder trabajar una vez lo acabe. Álex, uno de los aprendices de agricultura más especiales del grupo, cuenta tímido que está muy contento con la experiencia, porque aunque es «dura», les abre posibilidades laborales que no se habían planteado antes. Se forman para poder trabajar no muy tarde.

El grupo Cabezas Romero recibirá luego los productos para sus restaurantes

Y es que se trata de eso, de «dar posibilidades a las madres que llaman a la puerta de la parroquia a diario para pedir trabajo para ellas o para sus hijos », repite el padre Ángel, que en la visita al campo es recibido con muestras de cariño por todos y cada uno de los alumnos que se esfuerzan en el presente de sol a sol para que en un futuro no muy lejano, porque el curso acaba en junio, puedan brillar con la luz propia del campo cordobés .

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