El Estilita
Andaluces superdotados
Parece que hay que disculpar la excelencia en la educación
En este mundo moderno se hace visible todo menos la inteligencia. Hace unos días una madre cordobesa de niños superdotados avisaba sobre el desinterés con que la administración trataba el tema. «El problema es que las altas capacidades se esconden», denunciaba la señora Galán . Tiene razón. La ideología dominante, esa supuesta superioridad moral de la izquierda en lo que se refiere a la cultura y a la educación -en lo económico, hace tiempo que los obreros listos son de derechas -, no permite que un chaval demuestre su intransferible relevancia. En una sociedad que odia la excelencia, destacar es un pecado sin perdón. Por eso se procura aburrir al alumno que promete, no tanto porque sea empollón -los empollones son fáciles de controlar-, como porque vaya por delante de los otros. En lugar de estimular sus dotes intelectuales, se le afea su capacidad crítica , que a veces distorsiona la cómoda rutina del profesor, se le acusa de insolidario por tener aficiones distintas a las de sus compañeros y se le hace sentirse culpable por no esperar a que los demás entiendan lo que él ya ha entendido. Con lo que se consigue que el individuo se aísle, viva ajeno al sistema, defraudado por las cansinas expectativas que le ofrece, y se demore en el ramplón programa exigido, abocándolo finalmente al fracaso escolar, que en estos casos supone un despilfarro social inadmisible. No sé si somos conscientes de que la engañifa de la igualdad constituye el mayor peligro para la libertad y para el progreso. Lecciones ha dado la historia.
En Andalucía , sujetos también a la moda de la estadística, tenemos registrados a fecha reciente un monto de 11.582 presuntos superdotados , casi la mitad de los que reune toda España, de los cuales 1.066 están en Córdoba , doce veces más que los censados hace diez años. Podríamos darnos la enhorabuena, si no fuera porque efectivamente solo existen a efectos de registro , según manifiestan sus padres y las asociaciones que los amparan. También podemos echar una ojeada a nuestro alrededor para tener un conocimiento empírico de la situación. Lo que vemos no parece dar motivos para el alborozo. Aparte del secular retraso andaluz y de nuestra contumacia en formar parte de los puestos de cola de casi todos los parámetros de desarrollo, con un incomparable paro juvenil a la chepa, basta con echar un vistazo a nuestros políticos para percibir que la cosa no va de superdotados. Si va, debe ser porque ese fracaso escolar al que aludíamos ha causado en nuestra región un daño especialmente sonrojante.
Viene a cuento ahora que se disponen a afrontar unas elecciones que todos desean y temen a la vez. Susana tiene que adelanterse a que Sánchez destruya el poco crédito que el socialismo mantiene. Ciudadanos ha de probarse, aunque sepa que con Juan Marín el sorpasso por la derecha es improbable. A Moreno le sobra con esta esperanza, previa a menguar de nuevo su currículo. Y Teresa ha logrado una nueva confluencia radical que solo alegra las pajarillas de Maíllo. Se trata, pues, de un contubernio de mediocres . Pero es lo que hay.