Trribuna libre
Mi amigo
José Rebollo fue un ciudadano íntegro y una grandísima persona
Cuando amanece el día de hoy, en el que escribo, viernes 16 de octubre de 2020, nos llega la triste noticia de la muerte física de un gran hombre; de un excelente hijo, hermano, marido y padre; de un insustituible amigo; de un profesional admirable y de un ciudadano ejemplar. José Rebollo Puig se nos ha ido físicamente.
Pero su recuerdo, su manera de ser , su ejemplar manera de trabajar y esa generosidad que ha demostrado mientras ha estado entre nosotros, nunca podremos olvidarla. Nos sentimos muy tristes de no poder disfrutarlo. Pero nos reconforta saber que no se ha ido del todo. Que está cerca, muy cerca, para de esa manera tan irónica que él usa con tanta frecuencia, orientarnos cuando nos perdamos en los debates.
A título personal reconozco que se ha ido un Amigo (con mayúscula) de esos que escasean en estos momentos. Siempre que lo necesitabas estaba dispuesto. Nunca se negaba a nada. Nunca supeditó su entrega al amigo o al trabajo profesional a la existencia de una contrapartida económica. Para él, la amistad y la profesión tienen un valor infinito. Nunca escatima esfuerzo o tiempo para dar lo mejor de sí mismo a los amigos o clientes. Todo ello con un chiste o una broma como antesala.
Pepe es un hombre especial . Un hombre sencillo. Una caja de hojaldres de Montilla era suficiente para ver la felicidad reflejada en su cara. Y eso ocurre en uno de los penalistas más eficaces que hay en España, en toda la Abogacía. En Pepe, la sencillez no estaba reñida con la eficacia.
Algo admirable y ejemplar en los momentos actuales. Por eso me agarro a su raíz montillana comprometiéndole a estar siempre cerca de todos nosotros. Porque nos es muy necesario. Por todo lo que nos has dado y nos das, ¡gracias Pepe!
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