TRIBUNA LIBRE
Amigo que te has ido
Se afanó en escribir invernaderos de nieve en las vidas de los lucentinos otorgándole horizontes nuevos y renovadas ilusiones
Me informan los querubines que el Cielo está revolucionado. Manolo Lara llegó junto al Padre hace solo una horas y ya ha empezado a sugerirle algunos cambios e innovaciones que -él piensa- estarían bien hacer por allí. Con sus haikus bajo el brazo ya ha comenzado a repartir sonrisas y nuevas ilusiones a todos cuanto le rodean. San Pedro mira condescendiente a mi amigo y esboza una pícara sonrisa cómplice según ve a Manolo ir de aquí para allá proponiendo sugerentes reformas , por más que los límites del Cielo sean infinitos y no necesiten de ampliación. Pero Manolo se comporta en el Paraíso como lo hizo en la Tierra. Mi amigo nunca cambiará. Cuando habitaba lo terrenal era así y ahora no puede evitarlo. Los coros celestiales, de hecho, han empezado a esbozar canciones inspirados en los New Romantics que a él tanto le gustaban.
Tuve la fortuna de ser su amigo desde que asistíamos a la clase de don Bartolomé allá por los lejanos años setenta. Hogaño, siempre que nos veíamos, recordábamos aquellos días de inocencia y nos refugiábamos en el candor de la infancia que nunca perdió.
Junto a él -cómo nos reíamos a rememorarlo- descubrí el valor de la fuerza de la gravedad . Para ello, en ingenuo ejercicio, se le ocurrió dejar caer desde el balcón de su casa un almirez que su madre tenía decorando un mueble de su casa. Desde abajo yo contaba el tiempo que tardaba en caer y después hacíamos los números. Hace solo unos años que confesamos ante su madre ese pecado cuando tuve el honor de presentar su mágico libro de poemas «El invernadero de nieve» .
Pero no crean que Manolo Lara dejó de actuar de ese singular modo al hacerse mayor. En estos últimos años, ya como concejal del ayuntamiento de Lucena , seguía abriendo las ventanas de la Casa Consistorial para dejar caer almireces y calibrar el valor de las cosas. Y como supo valorar lo que valen las cosas públicas, se afanó en escribir invernaderos de nieve en el escenario de las vidas de los lucentinos otorgándole horizontes nuevos y renovadas ilusiones: Lucena ya nunca fue igual desde que se fajó como servidor público. ¡Ya nos dirás cómo poder agradecértelo...!
El rabino mayor de Eliossana, Bet Alfasi, por su parte, ha entonado un kadish en su memoria, agradeciéndole sus desvelos por recuperar la esencia de La Perla de Sefarad que hoy le llora desconsoladamente. También junto a él disfrute del hálito renovado que procura el afán por volver a la noble Sefarad. No debo seguir hablando de sus logros y hazañas, de su extensa obra poética y de su infinita sensibilidad porque en vano podría glosar todo ello en este espacio tan reducido.
Ahora que has cambiado de aires me dirijo a ti, mi querido amigo. Solo quiero reprocharte que te hayas ido sin haberme otorgado la oportunidad de terminar junto a ti aquella Torre Eiffel de marquetería que empezamos juntos. Ahora que estás junto al Supremo Hacedor, aprovecha para avanzar el trabajo. Y luego enséñame cómo se hace. Hemos rezado mucho por ti, ahora, Manolo Lara, reza tú por nosotros.
Manuel Lara Cantizani cambió su domicilio terrenal por las praderas celestiales el 27 de febrero de 2020. Fue poeta, literato, soñador, luchador infatigable, tigre impar, político de los muy buenos, lucentino y habitante del mundo, esposo y padre ejemplar, profesor de generaciones que pasean por el mundo con la muesca bendita que Manolo dejó en sus almas. Y fuiste amigo. Fuiste mi amigo. Disfruta de la Gloria querido Manolo.
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