Francisco J. Poyato - Pretérito imperfecto
Ambrosio parece tener un plan
Y doña María Isabel invocó a las musas como corifeo de su conciencia para que le redactaran un manual de instrucciones
Un año después de tomar pista en la planta noble de la calle Capitulares , nuestra alcaldesa parece que va a empezar a redactar el programa electoral. Ya tenemos «hoja de ruta» . Así, de soslayo, casi entre líneas. Hemos dejado los tiempos de la herencia y el realismo mágico para pasar, sin solución de continuidad, a la acción política. Intuímos que han terminado los días de tinieblas donde el coto de la negación, la gestualidad y el sectarismo pasan a mejor vida a cambio del fragor de los problemas concretos, el aperturismo y el barro de las calles. Ese face to face que tan poco gusta a cierta clase política y que les pone frente al espejo de lo real. Doña María Isabel ya tiene un boceto de lo que puede ser su presunto proyecto de ciudad . El que nunca moró ni su campaña electoral ni en su primer ejercicio de cohabitación política en el campo minado del Ayuntamiento. El que apenas ha insinuado tras el raro metalenguaje de su tupido abanico discursivo. Se presentó a las elecciones pensando en otras latitudes para no ganar y terminó gobernando, de ahí su compleja química con el cargo y su escaso apego a la almendra de toda primera autoridad de una ciudad: tomar decisiones, asumir responsabilidades e incluso equivocarse. Y así, muy pronto halló el mejor cortafuegos para tomar distancia, eludir la shakesperiana duda humana y ganar tiempo aunque no supiera muy bien para qué. Comisiones, grupos y mesas de trabajo, informes y contrainformes,... El señuelo de la participación, el aplazamiento del gobierno, la externalización del poder. En ese caldo de cultivo, doña María Isabel puso a trabajar a la sociedad civil para que pensara cómo se podía desarrollar la ciudad , cómo se podía inventar una polis que desconocía de la noche a la mañana, mientras sonaba la lira y Penélope tejía y destejía artificiosas polémicas dejando pasar el tiempo como un simple juego de verano. Invocó a las musas sociales para que conformaran el corifeo de su conciencia y le redactaran un manual de instrucciones que echara a andar el difícil mecano de la gobernanza de esta ciudad que levanta «muros excelsos» gongorinos desde su falso senequismo.
A falta de muchos flecos y nuevas comisiones, mesas, informes o consultorías que sigan criando a este ser vivo que ha nacido, al menos ya está entre nosotros como esa buena nueva que aún sin llegar ya es ansiada. Es el comentario en la calle, en las barras de acero inoxidable de los bares, entre el espesor humeante de los cafés con leche, en las pocas barberías que quedan; en los comercios y las tabernas de Fides, en Fuengirola...; en los termómetros urbanos a la hora de hacerse la foto bajo los 48 grados de justicia... Ya tenemos «hoja de ruta», porque las cosas importantes han de seguir los rigores del parto de los montes. Y dicen que Rajoy deja alargar los problemas para que se solucionen solos ... Al abrir la caja de Pandora, hemos descubierto viejas recetas, añejos males, vientos del pasado, famosos debates estériles y relatos machacones de décadas postreras. Hemos visualizado una ciudad que ya conocíamos y que nos contó Herminio Trigo en el Plan General de Ordenación Urbana de 1986, y que nos ha reiterado la Junta de Andalucía plan tras plan que ha ido incumpliendo sistemáticamente (de ello, puede dar fe nuestra alcaldesa); o que aquellos sesudos documentos estratégicos de José Miguel Salinas, Juan Andrés De Gracia o Manolo Pérez ya describieron... El turismo, la agroalimentación, la Sierra, el centro logístico de El Higuerón, el aeropuerto, el centro de congresos, la joyería, la cultura y los polígonos industriales. Y cruzadas cuyo final no está en ningún decreto municipal ni atañe a competencias propias , sino a territorios lejanos. Esta ciudad me suena de algo .