Apuntes al margen
Alguien a los mandos
«Lo que se puede, se puede con todas las consecuencias. Lo que no, no. Somos todos mayores»
![El alcalde, en una visita a Aeronáutica Delgado](https://s2.abcstatics.com/media/andalucia/2020/11/01/s/mandos-piloto-cordoba-k9i--1248x698@abc.jpg)
En la semana en la que se han declarado más positivos desde que la pandemia hizo acto de presencia en nuestras vidas, la ciudad de Córdoba ha visto cómo se relajaban las normas que restringen la vida social . La puesta en marcha del nuevo sistema del semáforo (que asigna un nivel de alerta en función de los casos declarados y de la presión hospitalaria, entre otros factores) ha modificado las normas especiales dictadas para la ciudad por el Gobierno de la Junta ante el avance de la pandemia colocándola provisionalmente en el nivel 3 . Donde no había mercadillos, ahora los hay. La hostelería tienen media hora más para paliar la falta de amor -que es la que llena los bares, como dice la canción- y puede llenar sus terrazas al cien por cien frente a la anterior normativa, que lo limitaba al cincuenta por ciento.
¿Han mejorado de algún modo las cifras de la pandemia en Córdoba? La realidad es que no. La decisión de confinar exclusivamente la parte Sur de la provincia tiene que ver con una situación no visible para el común de los mortales que es la presencia de personas enfermas de Covid en las camas de los hospitales más cercanos. Las hospitalizaciones del Reina Sofía son en estos momentos las mismas que en el pico de la primera ola y todo parece indicar que el frío -la vida en interiores, más concretamente- va a intensificar los casos. Esto empeora.
Esta misma semana, el asesor científico del Gobierno, Fernando Simón , aseguraba que ya quedan muy pocas medidas que no sean el del confinamiento a palo seco. Su superior, el ministro-que-no-cena Illa, dijo expresamente que no contemplaba esa medida porque las herramientas puestas en manos de las autonomías van a ser un éxito aunque los servicios jurídicos del Estado ya preparan un borrador de decreto de estado de alarma con confinamiento domiciliario. El presidente de la Junta, Juanma Moreno , pidió a los andaluces que se queden en casa durante el puente aunque las restricciones más duras que él mismo ha dictado permiten la libertad de movimientos , en horas determinadas, dentro del municipio. El indefinible Gobierno autónomo de Madrid se ha pasado por el forro las disposiciones del estado de alarma -relativas a la duración de los confinamientos perimetrales- con la aquiescencia del Ministerio de Sanidad. Hasta el alcalde de Córdoba, José María Bellido , realizó unas declaraciones optimistas sobre el avance de la epidemia cinco minutos antes de que el SAS desvelase el dato más alto de contagios desde el mes de marzo mientras los grupos municipales jugaban al desgaste con la situación del comercio ambulante.
Esto se podría describir como una carajera institucional que influye en la vida que lleva la gente. Muchas personas pueden perder o han perdido su empresa, su empleo, su sustento. Muchas otras se ven privadas de la presencia de sus familiares y cientos, miles, han sufrido el golpe de la infección. Las despedidas a los fallecidos son actos casi clandestinos. Se entiende la desesperación de quien no puede abrir su negocio , de quien tiene vetados los abrazos de sus seres queridos. Algún día se sabrá el impacto que todo esto ha tenido en la salud mental de la población y será de susto.
Ante las posibilidades ciertas de que esto vaya a peor , a mucho peor, conviene un criterio coherente basado en la evidencia científica y no en el barrunto de nadie. Lo que se puede, se puede (con todas las consecuencias). Lo que no, no. Y se explica por qué. Si es que se puede explicar. Que a veces parece que no.
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