PATRIMONIO
Alberto Montejo, director de Medina Azahara: «Cobraría cinco euros a todo el mundo por entrar»
Demanda al Ayuntamiento de Córdoba mejoras en el transporte al yacimiento y retoma la idea del sendero peatonal desde la capital
Alberto Montejo lleva catorce meses en el cargo y no puede estar más feliz. La declaración de Patrimonio de la Humanidad para el bien cultural que dirige es una alegría que se le nota en la cara y que ha cosechado el respaldo unánime de la sociedad dentro y fuera de Córdoba. Este miércoles recibe en Medina Azahara a los viceconsejeros de la Junta de Andalucía, que por primera vez celebran su consejillo en el museo del yacimiento omeya. En su terraza desgranó este martes para ABC el futuro inmediato del sitio islámico.
—Medina Azahara se ha hecho con el título de la Unesco a la primera y sin contestación alguna. Tiene que estar más que satisfecho.
—Claro. Ha sido un anhelo compartido. Esto ha sido un paseo militar, porque se ha confirmado lo que creíamos, que es que el trabajo se había hecho muy bien, tal y como reconoció primero Icomos en su informe y después la Unesco. De hecho, en la reunión del comité en Baréin no ha habido ninguna discusión, salvo el tema del nombre, que hay que ponerlo en árabe, y para lo que no hay ningún problema, y que además es justo porque tenemos muchos visitantes de lengua árabe y es también un homenaje al propio origen del sitio.
«No es el momento de aspirar a que nos den veinte millones de euros. No hay que tener prisa»
—La inversión cerrada por el momento para 2019 es de poco más de 500.000 euros como partidas extras, sobre todo destinados al Salón Rico. ¿No le parece poco dinero?
—Medio millón de euros de inversión extra supone un cuarenta por ciento del presupuesto anual, porque en la actualidad estamos manejando un millón cien mil euros aproximadamente. Ese incremento en un año es importante. Pero creo que ahora no hay que tener prisa: no es el momento de aspirar a que nos den veinte millones de euros. Además, la propia ley de presupuestos del sector público obliga a dosificar los fondos. Hay que ir poco a poco. La Unesco no nos pide que mañana lo arreglemos todo: nos da cinco o seis años para que nos sometamos a una nueva evaluación. No podemos perder el sentido común. Hay que invertir de una forma ordenada y eficiente. Hay muchas cosas que hacer y lo mejor no es hacer todo de golpe, sino establecer prioridades. Es mejor poco dinero durante mucho tiempo que no mucho de golpe. Pero va a haber inversión económica seguro: ya pasó en los Dólmenes de Antequera, donde se anunció una inversión importante una vez que obtuvo la declaración de Patrimonio de la Humanidad. Hemos entrado en un club muy selecto. El consejero de Cultura ya anunció a comienzos de años que se iban a incrementar las inversiones.
—¿Cuál es su prioridad inmediata?
—Abrir en Salón Rico. A lo mejor lo abrimos sin que haya terminado la obra siempre que haya una seguridad para los visitantes. Ahora mismo no está en condiciones. Espero que a finales de este año o comienzos del que viene estemos ya trabajando en el Salón. Falta firmar el convenio con el World Monuments Fund, que se hará en breve.
—La conservación y la contención de los taludes tendrá en 2019 una suma de 50.000 euros. ¿Cómo programarán estos trabajos?
—Nos lo marca la Unesco por el número de visitantes que tenemos y el tipo de calzado que usamos. También hay que contener los terraplenes de las excavaciones antiguas para evitar la erosión de estratos arqueológicos. Con esto empezaremos a la vuelta del verano si los plazos administrativos se cumplen.
—¿Una vez que concluyan las obras en el Salón Rico, cuál será el siguiente paso adelante?
—Queremos poner en valor la vivienda de la Alberca y abrirla al público: se encuentra ahora tal y como la excavó Félix Hernández en los años sesenta. Otra cuestión pendiente es el camino de servicio que comunica con el Patio de Pilares, que está acabado desde principio de los años 2000. Lo que ocurre es que no se puede acceder de una manera cómoda: ahora hay escalones altos y un desnivel importante. También hay que acometer actuaciones en el Patio del Salón Basilical. Sólo del diez por ciento que tenemos excavado hay muchas cosas por hacer. Añado: hay que retomar el proyecto del acceso peatonal al yacimiento desde el museo, sobre todo para recuperar la entrada original a la ciudad palatina, con lo que se entiende mejor la organización y el sentido de Medina Azahara como escenificación del poder del Califato en la que tú ibas ascendiendo poco a poco por la que ibas entendiendo la estratificación material social y física. Ahora hacemos la visita al revés: entramos por la puerta trasera, de modo que entiendes la ciudad cuando te vas, cuando coges la lanzadera para volverte.
«No me planteo excavar mucho más: hay que centrarse en las zonas que ya están excavadas»
—¿Se plantean nuevas excavaciones?
—Ya estamos en ello. Llevamos desde el año pasado. Hemos empezado en la parte oriental de la Plaza de Armas con el sentido de la recuperación del acceso peatonal.Que solo se haya excavado el diez por ciento no es un problema: esto ha sido valorado de una forma positiva por la Unesco y antes por el Icomos porque se trata de una reserva histórica, de un archivo que no es de papel sino de estratos, muros, pavimentos que va a quedar para las generaciones futuras. Yo desde luego no me planteo excavar mucho más: hay que centrarse en las zonas que ya están excavadas.
—La Mezquita es una ventaja para ustedes porque atrae turismo a la ciudad, pero también un elemento de competencia importante. ¿Cómo piensan convencer al visitante de que venga también aquí?
—La Mezquita es un agujero negro: se lo traga todo. Y nosotros estamos en mitad del campo, aunque a solo seis u ocho kilómetros del centro. Cada vez que veo a la alcaldesa le pido por favor que mejore la comunicación de Aucorsa y que llegue hasta aquí: ahora se queda en la carretera de Palma del Río, a quinientos metros del museo, al que hay que llegar por un arcén. Cuando se vea que estamos creciendo en visitantes, el Ayuntamiento de Córdoba entenderá que es rentable un servicio hasta aquí y que se sume al del Consorcio de Turismo que viene dos veces al día y trae a cincuenta personas.
—¿Se plantean cobrar la entrada?
—No sé si lo hace la Consejería de Cultura: yo personalmente sí me lo planteo. Yo cobraría y así lo he expresado. Mínimo cinco euros. A todo el mundo, incluidos los cordobeses, a excepción de los días que marca la ley que sea gratuito. Es un tema de conceptualización de los bienes culturales: lo que es gratis no se valora. Ahora solo cobramos a los extracomunitarios: un euro con cincuenta, y se ríen de lo barato que es. Esto ya lo he hablado con el consejero: pero no sé qué va a hacer la Junta.
—Sobre los horarios. ¿Cómo puede ser que cierren los domingos por la tarde, por ejemplo?
—Es que los trabajadores tienen que descansar.
—¿Justo el día en el que los ciudadanos tienen tiempo para visitar el yacimiento?
—El turista de fin de semana está ya recogiendo y de vuelta a su destino de origen. El domingo por la tarde cierran todas las instalaciones museísticas de la Junta. Aprovechamos esas horas, y las de los lunes, para mover material y para el mantenimiento. Ya hemos ampliado los horarios: el año pasado en verano cerrábamos a las tres de la tarde y ahora abrimos también de siete a doce de la noche para disfrutar de la iluminación nocturna.
«La gente sabe qué es Medina Azahara: tenemos un grupo de rock famoso internacionalmente»
—¿Falta un esfuerzo didáctico para que la gente de Córdoba conozca Medina Azahara?
—Creo que no. La gente sabe qué es Medina Azahara. Tenemos un grupo de rock cordobés famoso internacionalmente (risas). Ya en serio: la cuestión es la idiosincrasia del cordobés, que le gusta su perol, su Feria, su Semana Santa, pero le cuesta visitar sus monumentos. Así te explicas que solo el 20 por ciento de nuestros visitantes sean cordobeses. Hacemos, con todo, una labor pedagógica en centros educativos de Córdoba y nos gustaría llegar a los de la provincia y del resto de Andalucía. Pero es que el cordobés es muy tranquilo: y eso que a Medina Azahara se podría venir andando por el camino del canal. Ese camino peatonal sin tráfico rodado y con arboleda está en el Plan Especial y a lo mejor es el momento de retomarlo: del Plan Especial lo único que se ha hecho es el museo. Ahí intervendría el Ayuntamiento y la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir. Habría que plantearlo.
—El Formulario de 2016 que defendía la candidatura de Medina Azahara proponía la creación de un patronato como el de la Alhambra. ¿Por qué lo han desechado?
—La ley prohíbe que se cree.
—También lo prohibía cuando se redactó ese documento.
—No le sabría decir porque yo no era el director entonces. A lo que se tendía era a buscar el modelo de la Alhambra, aunque nosotros no somos la Alhambra, que mueve dos millones de visitantes al año y nosotros cerramos 2017 con 186.000 personas. A ver si este año llegamos a los 200.000 y alguna vez los 500.000.
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