Turismo
Al-Andalus, vuelve el lujo a todo tren
Renfe recupera las salidas, suspendidas por la pandemia, de un mítico convoy para clientes exclusivos que recorre Andalucía en una semana con un coste no apto para todos los bolsillos: casi 4.000 euros por persona
El castillo de Espejo, un centinela solitario en la Campiña cordobesa
El ferrocarril como medio de transporte lleva con nosotros casi dos siglos , desde que en 1830 se realizara el primer trayecto con locomotora de vapor entre Liverpool y Manchaster, en el Reino Unido. Tardó un poco más en llegar a España, donde la primera línea férrea, de 1836, conectaba una mina en Asturias con el puerto .
Sirvió el tren en el siglo XIX a los propósitos de la expansión europea, la explotación de recursos en las colonias occidentales o la conquista del Oeste en EE.UU . Vivió su época dorada como medio de transporte de pasajeros a comienzos del siglo XX y así se mantuvo hasta que fue superado por otros vehículos más veloces -el avión- o más versátiles -los automóviles-. Ninguno de ellos, sin embargo, fue nunca capaz de ofrecer ni de lejos las comodidades de un vagón de lujo para los pocos pasajeros que podían pagarlas. De esa época datan, por ejemplo, los espléndidos Orient Exprés o el Transiberiano.
Algunas casas reales europeas, como la británica , disponían incluso de sus propios trenes independientes para determinados desplazamientos. A ningún monarca decente se le ocurriría hoy hacer gala de semejante ostentación, ni a su pueblo pagarle una extravagancia innecesaria. Con el tiempo, los trenes de lujo perdieron su sentido , pero nunca desaparecieron del todo. Hoy siguen existiendo como un producto turístico muy exclusivo, más parecido a un hotel de cinco estrellas de ruedas que a un medio de transporte funcional, con un punto de nostalgia. Pero mantienen su glamour y esencia como hace 100 años .
Uno de esos trenes recorre Andalucía con un puñado de selectos clientes en cada ruta. Se trata del Al-Andalus, un convoy de Renfe que tuvo que suspenderse durante la pandemia y que ahora la compañía estatal acaba de retomar. En primavera sus lujosos vagones volverán a recorrer la comunidad en una ruta circular con origen y destino en Sevilla, pasando por las provincias de Cádiz, Málaga, Granada, Jaén y Córdoba.
El Al-Andalus comenzó sus trayectos en 1983 , pero sus vagones pertenecen, tal como indica Renfe, a la misma serie que los que se construyeron en Francia a principios del siglo pasado para los desplazamientos de los miembros de la monarquía británica entre Calais y la Costa Azul. Todos los coches son anteriores a los años 30 del siglo XX y han sido restaurados con mimo y precisión para revivir la experiencia que ofrecían .
No esperen ver este singular tren en el andén de un Media Distancia descargando pasajeros, anunciado en un panel digital junto al AVE de Madrid, ni comprar un billete para emular siquiera durante un par de horas a Jorge V camino de La Caleta . El Al-Andalus no se comercializa por los canales habituales y quien adquiere un pasaje lo hace para un recorrido completo y cerrado por toda Andalucía. Dura una semana y está pensado para dar a conocer las excelencias de la región: monumentos, gastronomía, cultura, paisajes, playas... Todo con una suite con baño propio que nada tiene que envidiar a una habitación de hotel, decorada con profusión de maderas nobles y colores pastel , al gusto de la Belle Époque.
Precio y salidas
La singladura tiene un precio acorde a los servicios que el tren y su tripulación ofrecen, que manifiestan que Al-Andalus es un tren sólo para los más exclusivos bolsillos: el pasaje más barato cuesta 3.895 euros por persona , de modo que una pareja tendrá que desembolsar más de 1.000 euros por día para disfrutar del viaje . Si el viajero quiere disfrutar de Al-Andalus en soledad, tendrá que abonar un suplemento de otros 2.755 euros. A cambio, las comidas están incluidas en la tarifa; las entradas a los monumentos, también. Y por supuesto, no hay que pagar los desplazamientos.
No es este un tren en el que las horas preocupen al maquinista. Al-Andalus recorre una gran distancia , pero hay tiempo de sobra para hacerlo en una semana, al contrario de los clásicos trenes de línea que iban, por ejemplo, de París a Estambul. En realidad, sus vagones permanecen más tiempo estacionados en cada parada que en tránsito. Por lo general, el tren se desplaza por la tarde o durante la cena , pero sus pasajeros duermen siempre en la quietud de una estación de ferrocarril sin incómodos traqueteos. Las mañanas se dedican a las excursiones y visitas guiadas.
El trayecto del tren Al-Andalus parte de Sevilla y pasa por Jerez, Sanlúcar de Barrameda, Cádiz, Ronda, Granada, Úbeda, Baeza y Córdoba , para terminar de nuevo en la capital hispalense. Renfe ya ha anunciado las salidas para esta temporada, la primera tras la pandemia. El viaje comienza todos los lunes de los meses de mayo, junio, septiembre y octubre, soslayando así los rigores de un verano andaluz que, al parecer, no se aguanta ni siquiera en un convoy de primera clase. Quizás porque en un tren, por mucho que se esfuercen los ingenieros, no cabe una piscina .
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