José Javier Amoros - PASAR EL RATO
El ahorro como defecto
En un mundo de deudores, el Ayuntamiento, con «20 millones de euros en un cajón», está haciendo el ridículo
Le da a uno un poco de vergüenza escribir este artículo, porque trata de economía . Y uno, que es un alma económicamente simple, añade a sus muchas ignorancias la de esa ciencia sublime. Aunque si todo el mundo escribiera o hablara únicamente de lo que conoce, habría que cerrar los periódicos y las editoriales, los Parlamentos y las Universidades. Y suprimir las tertulias. En algún lugar, de cuyo nombre no quiero acordarme, leí esta frase, atribuida a Unamuno, aunque vaya usted a saber: «Yo sé que no sé nada, pero además sé que tampoco saben nada los demás». Se puede vivir feliz e insolvente sin saber qué es la deuda per cápita de un país.
El dinero está para deberlo. Sobre ese principio literario se ha desarrollado la ciencia económica . Para la filosofía política moderna, el hombre es un ser que se endeuda. Ser es ser deudor. Vivimos y morimos entre deudas, en eso consiste la convivencia, y sobre esas columnas se edifican las civilizaciones. El ahorro es un signo de hurañía, de desconfianza. Deber dinero, si no se exagera el arte, es como intercalar el latín en las conversaciones, aporta distinción, refinamiento; demuestra confianza en las propias capacidades, ilusión y ganas de vivir. El ahorro de calcetín es una virtud de deprimidos de posguerra. En las sociedades desarrolladas, el ahorro no es una virtud, sino el resultado de una administración conservadora del patrimonio.
El grupo municipal del Partido Popular ha descubierto que el Ayuntamiento de Córdoba tiene «20 millones de euros en un cajón» , sobrantes de la liquidación del presupuesto de 2016 . Eso revela una conducta política poco diligente y contraria al progreso de los pueblos. Roza la simpleza, porque lo que puede ser emocionante en una abuela es censurable en un Ayuntamiento . Se demora la obra del Centro de Ferias y Convenciones, y un pellizquito para la hucha. Se suprimen las ayudas a Adevida, que los de derechas tienen menos necesidades, y otro apunte para la libreta de ahorros. Y así, hasta 20 millones. Estamos viviendo en Córdoba de la lírica inutilidad de la calderilla. El presupuesto del Ayuntamiento de Baena para 2017, con una población cercana a los veinte mil habitantes, es de 15 millones de euros, para que nos hagamos una idea de la importancia de lo ahorrado en la capital.
Todavía se ven en Córdoba muchos pobres por las calles . Pobres de muy variadas especialidades: orales, manuscritos, musicales, genuflexos, sedentes, tumbados. ¿A cuántos se podría aliviar con 20 millones de euros? ¿A cuántas putas tristes y voluntariosas, flor cansada de las cunetas, se podría retirar con 20 millones de euros? A menos que se consideren profesiones con encanto, que hay que proteger porque dan color al paisaje. Esos 20 millones que le han sobrado a nuestro Ayuntamiento no son para guardar en la cartilla, pensando en el futuro de los concejales. Porque son jóvenes todavía, el sistema de pensiones se agota y la vejez avanza con su guadaña de achaques y urgencias. Cuando sean viejos, que hagan lo que hacemos los demás: salir menos de noche y leer más.
El mundo de hoy es una i nmensa comunidad de deudores despreocupados. Deudas que se entrecruzan, que se intercambian, que se heredan. Deudas impagables que circulan alegremente por las casas, por los bancos, por las instituciones. En un mundo así, un Ayuntamiento como el de Córdoba , que tiene guardados «20 millones de euros en una cajón», está haciendo el ridículo.