Baltasar López - PRIMERA PLANA
El agujero negro de Medina Azahara
Tras mi fracaso con las ondas gravitacionales, dedico el artículo a otro enigma: el poco partido que sacamos a la ciudad palatina
Manejaba dos enigmas para este artículo: o el misterio insondable —al menos, para mí— de las ondas gravitacionales o la incógnita eterna de por qué le sacamos tan poco partido a Medina Azahara, única ciudad islámica que se conserva en Europa (siglos X y XI). Tras mis fallidos intentos de comprender lo de las vibraciones del universo al chocar dos agujeros negros, opto por el arcano del yacimiento palatino. Tengo una teoría para explicar por qué un monumento de primera categoría tiene un atractivo de cuarta, incluso en la capital: es habitual que le superen cómodamente la Mezquita-Catedral, el Alcázar y la Sinagoga. Se debe a una deficiente gestión de la Junta. Ha permitido que la vertiente investigadora de este espacio histórico sepultara su dimensión turística.
La consejera de Cultura, Rosa Aguilar, empieza ahora a quitarle la capa de polvo de una tonelada de grosor bajo la que yace su potencial. La futura candidatura de este enclave omeya a Patrimonio de la Humanidad, que en el mejor escenario no se lograría hasta 2018, es la rasqueta con la que ella trata de desenterrar el yacimiento y hacer que luzca a los ojos del mundo entero, así como apuntarse una línea más en su currículo.
La pasada semana, conocimos, sobre todo gracias a ABC, cómo la Junta quiere sacarle brillo. El documento con el que arranca la carrera hacia el reconocimiento mundial de la Unesco contempla, entre otras cuestiones, que sus destinos los rija un patronato, al estilo de la Alhambra, y le dé un nuevo modelo de gestión; que se dote de más personal o que se fijen rutas conjuntas con el Monasterio de San Jerónimo. Pase lo que pase con el título de Patrimonio de la Humanidad, las medidas señaladas y otras tienen que ver la luz. Y nunca mejor escrito esto último. Porque será en la segunda mitad del año cuando Medina Azahara deberá refulgir, literalmente. Para entonces, debe contar con su iluminación artística. Será la intervención que permitirá gozar de este espacio histórico cuando el sol se ponga —Aguilar ha dado por hecho que habrá una visita nocturna—.
Su esplendor nocturno será un atractivo más para nuestra ciudad que, con el sector turístico en pleno auge, necesita sacarle todo el jugo al enclave palatino. Especialmente, si queremos de verdad captar al viajero musulmán, cuyo gasto en España supera la media del de otros visitantes internacionales. Todos los que creemos en el potencial del yacimiento omeya para crear riqueza sabemos que, en cuanto se empiecen a ejecutar acciones para impulsarlo, los resultados se notarán. Es algo indiscutible. Sólo esperamos que la Junta no nos tenga, como le pasó a Einstein con las ondas gravitacionales, 100 años esperando para que lo corroboremos. Córdoba no puede aguardar no ya un siglo, sino ni un minuto más para sacar a la luz a Medina Azahara y que abandone el agujero negro en el que está.