José Javier Amorós - PASAR EL RATO

Agosto

Bendito mes por mandar de vacaciones a los fatuos y poderosos que nos han amargado la vida

Es agosto y ya no estamos donde solíamos. Estamos en otra tierra y con otra gente. Agosto nos extranjeriza, parece un mes ajeno a nuestra alma. Agosto nos saca de nosotros mismos, como una copa de más del calendario. Se pone el sol por un horizonte distinto, y las olas nos traen y las olas nos llevan. Los niños hacen castillos en la arena con una pala y los adultos hacen castillos en el aire con una red social. Por hacer algo. Es peor que le tomen gusto a la lectura y adviertan cómo se viene la vida, tan callando. A lo mejor es que ya lo han leído todo. « La carne es triste y yo he leído todos los libros », creo que decía Rimbaud. En agosto parece más cierta la conclusión vuelta del revés: los libros son tristes y yo he gastado casi toda la carne. Hagan lo que hagan las olas, el camino estaba elegido de antes, y la marea implacable nos devolverá a él en septiembre. Afortunadamente. Bendita rutina . Añorada costumbre. Placer de la vida diaria, del menudeo de las horas cotidianas. Volveremos con unos kilos de más y unos pensamientos de menos. «El mar, el mar, y no pensar en nada». ¿Por qué escribir, entonces? Por costumbre. ¿Por qué nos lee, quien nos lea? Por costumbre. ¿Por qué vivimos? Por costumbre, por la costumbre de levantarnos cada mañana. Donde no hay costumbre, hay muerte, nada más. Por el divino César lo sabe uno.

En agosto, libertad de argumento. Que el cerebro del articulista no tenga que ir por los caminos que acaban siempre en Capitulares , nuestros pesares, o en la gran Susana , tal vez mañana. Y un poco más arriba, en el tristemente previsible Rajoy, el obsesivo Sánchez, el pedante Iglesias. Y Rivera, ese sobrevalorado Cicerón en pelotas. Hojas del árbol caídas, viva la revolución. ¿Qué nos aporta esa gente a quienes logramos aprobar el Bachillerato sin dos suspensos y vivimos la Universidad verdadera? Nos han engañado tantas veces, que hace mucho tiempo que la culpa es sólo nuestra. Llevan toda su vida viviendo del cuento de detectar en los otros errores y disparates. Sobre todo, cuando ellos están en la oposición. Eso es lo que ha dado fama a personajes menores, como Sánchez e Iglesias. Una astucia cansina que ahorra el esfuerzo que necesitan la sabiduría o la virtud, y otorga una fama cómoda e inconsistente. Hay público para todos los espectáculos. La política se ha convertido en el arte de aconsejar sobre la conducta ajena , dando por supuesto que la propia no necesita ser corregida. Su principal motor es la vanidad.

Pero el cerebro del articulista está muy dañado por la frecuentación de esa gente durante todo el curso periodístico, y le cuesta acostumbrarse a la libertad de argumento. Uno ha escrito, como si le importara, de cosas y de personas que le tienen sin cuidado. Mayor Zaragoza, aquella señora de Burgos que vino a Córdoba para algo relacionado con el Patrimonio de la Humanidad . ¿Cómo se llamaba, hombre, aquella señora de Burgos que tan poca huella dejó en la memoria de uno? Una comisión de no sé qué, una plataforma de no sé para qué, la filosofía de los veladores, que parece una novela del marqués de Sade. Cuesta creer que uno siga manteniendo la fe en el género humano y alguna afición a las letras . Y sin embargo, agosto, ese mes en el que no nos reconocemos, es el único mes del año en que la misericordia divina manda al exilio de unas largas e inmerecidas vacaciones a los fatuos y los poderosos que nos han amargado la vida y estropeado las neuronas. Bendito sea agosto . Lástima que dure tan poco.

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