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Adiós a Julio Anguita
El exalcalde destacó siempre por la coherencia de sus ideas

EL excoordinador federal de Izquierda Unida y exalcalde de Córdoba, Julio Anguita , falleció ayer a los 78 años de edad en el Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba a consecuencia de un infarto que le sobrevino el pasado 9 de mayo. Anguita había ... sido operado varias veces de problemas del corazón y sufrido cinco infartos, el primero en Barcelona en 1993, cuando participaba en la campaña de las elecciones generales de aquel año.
Julio Anguita fue el primer alcalde democrático de Córdoba , tras ganar las elecciones de 1979. Su ajustada victoria, la única del Partido Comunista en una capital provincial, se explica por tres factores: la eficaz labor del PCE en la ciudad durante la clandestinidad, el error del PSOE al elegir candidato y la colocación por el obispo Cirarda, en los años previos, de curas «progresistas» al frente de parroquias de populosos barrios de la periferia. Su gestión municipal, discutible principalmente por el retraso que originó a la estación de tren, por el parón urbanístico y por las polémicas con la Casa Rea, y lastrada por los choques con el Gobierno socialista andaluz, no le privó, sin embargo, de dotarse de un gran carisma personal, el «Califa Rojo», y alcanzar la mayoría absoluta en los siguientes comicios de 1983.
Dio el salto a la política andaluza primero , dejando la Alcaldía en 1986, y a la nacional después. En febrero de 1988 fue elegido secretario general del PCE y al año siguiente se puso al frente de Izquierda Unida, obteniendo su escaño en el Congreso de los Diputados en las elecciones de 1989. En el año 2000, sus problemas de salud le llevaron a abandonar la política activa, aunque se ha mantenido como ideólogo de la izquierda, desde el Colectivo Prometeo.
En la hora del adiós, quiero valorar cinco características que nos deja Anguita de su vida. Primera, la coherencia en sus convicciones: rechazando el poder por el poder y anteponiendo el programa a los pactos. Segunda, su voz autorizada: sus palabras siempre nos han descubierto razonamientos profundos, convicciones elaboradas a partir de la realidad palpable de cada día y por eso convenía escucharlas, no para tomarlas como dogmas de fe, pero sí para tenerlas muy en cuenta. Tercera, su visión de la política: definida en su libro autobiográfico, «Contra la ceguera», donde habla de su lucha por una utopía y dice que hemos de superar la «partitocracia» en España, entendida como si los partidos fueran los únicos sujetos de la política, cuando «el sujeto de la política debe ser el ciudadano y la ciudadana». Cuarta, su educación ejemplar: tanto en sus intervenciones políticas, artículos, entrevistas o libros, tratando al adversario con educación. Quinta, su sencillez: es de los pocos políticos que renunció a la pensión de jubilación como exdiputado, optando por la de maestro, su profesión, y ha sido habitual encontrarle paseando por Córdoba, con la que se identificó, o charlando en tertulia con sus amigos, siempre con su saludo a punto, amable y cordial. Descanse en paz.
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