Barrios

El 90% de los vecinos de las Palmeras se irían a otro barrio de Córdoba si pudieran

El 76% no tiene actividad laboral y el 80% cree que las cosas seguirán igual o peor

Un vecino pasea por un patio de las Palmeras Valerio Merino

Rafael Ruiz

Loyola , la asociación de vecinos Unión y Esperanza de las Palmeras y la fundación Cajasur han presentado un informe socioeconómico sobre la situación del barrio como una forma de dar a conocer de forma científica y detallada la situación de la antigua barriada de Cantarranas, uno de los barrios más pobres de Andalucía y el que presenta un problema más grave en Córdoba con el 76 por ciento de sus habitantes sin actividad laboral ya sea formal o informal.

El informe asegura que un 90 por ciento de los vecinos de la zona se iría a otros barrios si estuviese en posición de hacerlo aunque un 70 por ciento estaría dispuesto a permanecer en su casa en el supuesto de que las cosas mejorasen. La realidad es que la desesperanza es una nota común en las Palmeras. Un 80 por ciento de los encuestados asegura que, en el futuro, las cosas seguirán igual o peor que están en estos momentos.

La situación es de emergencia, según explicaron los responsables del documento, como el rector de Loyola, Gabriel Pérez Alcalá . Un 69 por ciento de los vecinos no lo considera un buen lugar para vivir y los vecinos reconocen que la imagen que se proyecta es aún peor. El dato asciende al 92 por ciento cuando lo que se pregunta a los vecinos por la imagen que se proyecta.

Inseguridad

El principal problema que genera rechazo al barrio, con un 32 por ciento, la inseguridad y la violencia seguida por un 28,3 por ciento de la maña convivencia vecinal. Un 64 por ciento de los vecinos aseguran que la zona no es segura. Solo un cinco por ciento de los residentes no salen a la calle con temor. El informe reseña que la gran mayoría de los cordobeses nunca ha pisado las aceras del barrio.

Los encuestadores, que han contado con jóvenes de las Palmeras para vencer las posibles barreras que hubiese con extraños, aseguran que el ingreso familiar medio asciende 547 euros al mes . Para hacerse una idea del diferencial, la media española es cuatro veces esa cifra. El 80 por ciento de los encuestados declara unos ingresos que van de 750 euros a menos de 250.

Curiosamente, solo la mitad de las personas afirma tener una ayuda oficial. El resto de las ayudas que se perciben tienen que ver con redes de solidaridad propias, como las familias, o de entidades que no tienen nada que ver con el Estado, como la Iglesia, que se percibe como la principal entidad de participación. Para hacerse una idea de la relevancia de la institución eclesiástica, los servicios sociales y la parroquia del barrio tienen una puntuación muy similar. Ocho de cada diez vecinos de las Palmeras precisa de una ayuda pública para sobrevivir.

La economía

Solo un doce por ciento de las personas que han necesitado de un préstamo lo han conseguido por la vía tradicional de pedirlo al banco con especial incidencia de quien consigue el dinero por medio de la familia o de p restamistas . Se trata de una consecuencia de los problemas de desempleo de la zona.

Encontrar un trabajo, y más si es estable, resulta especialmente complicado para los vecinos de las Palmeras, sobre todo, si tienen menos de 25 o más de 55 años , donde la tasa de desempleo es enorme. La mitad de las personas en paro afirman que no buscan trabajo y ello obedece a dificultades agravadas. La primera es la farma de formación. La segunda, el estigma de ser del barrio. Los vecinos prefieren no decir que viven en las Palmeras para conservar su empleo o para conseguirlo. Las carencias son básicas: buena parte de los encuestados afirma no saber preparar un currículum o no tener nociones básicas para preparar una entrevista de trabajo.

La formación parece ser una salida. El barrio cuenta con dos colegios y ningún instituto. Pero los vecinos prefieren llevar a sus hijos a instituciones educativas de otras zonas de la ciudad. La tasa de abandono escolar en edades tempranas, explican en Loyola, está disparada. Y la necesidad de adecuar la la formación a la realidad es evidente. El 70 por ciento de los vecinos dice no tener formación pese a que una parte importante ha asistido a cursos. La asociación del barrio reclama bajar a la tierra. Este tipo de cursos están preparados para personas que han superado el graduado escolar. La tasa de analfabetismo se encuentra en el nueve por ciento. El 0,03 por ciento tiene estudios universitarios.

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