20 nombres propios de Córdoba: Carmen Calvo, la mujer de la segunda parte

No existe un cordobés en los últimos veinte años que haya acumulado tal número de cargos de relevancia que Carmen Calvo Poyato (Cabra, 1957), hoy vicepresidenta del Gobierno. La suya, en contra de lo que pudiera parecer, no es una carrera política al uso. De las que empiezan en las juventudes de un partido y acaban en gestión. Calvo ha estado siempre ajena a determinados funcionamientos orgánicos. A disciplinas.

Profesora de Derecho de la Universidad de Córdoba, estudió en el Aguilar y Eslava de Cabra , se licenció en Sevilla y se doctoró con una tesis sobre la figura de la enmienda parlamentaria. La primera parte de su trayectoria fue académica. Cuando le propusieron el primer cargo ya era secretaria general de la Universidad de Córdoba donde mantiene su plaza y consejera del Consejo Económico y Social .

Calvo fue durante los años noventa de esos profesionales cercanos al PSOE pero que tienen carreras independientes , ajenas al carné. En 1996, Manuel Chaves le hizo la primera propuesta seria para participar en política a la que Carmen Calvo dijo sí.

Aceptó la Consejería de Cultura del Gobierno de la Junta a la que dotó de una relevancia política que, hasta entonces, nunca tuvo. En Córdoba, suyo es el plan de impulso a Medina Azahara , que significó la construcción del centro de interpretación y la celebración de la gran exposición sobre los Omeyas en 2001. También, el impulso a la restauración del crucero y el coro de la Mezquita-Catedral , la mayor inversión realizada por una Administración en el templo cordobés. Chaves la recomendó como ministra a Zapatero , cargo en el que se hizo cargo de la reforma del Prado. Luego fue vicepresidenta del Congreso.

Calvo volvió a la UCO donde se le daba por retirada hasta que un joven diputado llamado Pedro Sánchez decidió plantar cara a Susana Díaz tras ser depuesto como secretario general en un comité federal de drama griego. Calvo se tiró a una piscina sin saber si había agua. Sánchez reconoció el gesto metiendo a Carmen Calvo en su grupo de íntimos, primero, y haciéndola vicepresidenta del Gobierno en dos ocasiones. No es posible contar la historia desde la moción de censura a Rajoy sin su aportación.