ROMERÍA 2016
Y a las 07.55 horas, la Virgen miró a Córdoba
El paso con la imagen del Rocío visitó la casa de hermandad de la filial y recompensó las penurias del camino
Faltaban cinco minutos para las ocho de la mañana cuando la hermandad cordobesa del Rocío vivía su momento mágico frente a la Blanca Paloma en la puerta de su sede de la aldea almonteña. Por unos instantes, el tiempo se paró para los cientos de romeros que esperaban en la puerta junto al Simpecado blanco y oro de la corporación, que se quedó a muy poca distancia de los varales del paso.
Si este momento es emotivo todos los años, máxime este 2016 tras los nueve días de camino bajo la lluvia de la filial con sede en San Pablo. Asimismo, la hermandad matriz de Almonte ya anunció a los romeros cordobeses que este año la Virgen tendría un saludo más extenso de lo habitual en su casa hermandad como recompensa al esfuerzo realizado por los peregrinos.
Y así fue, durante varios minutos, la Blanca Paloma dirigió su mirada a la ciudad de Córdoba, que la alababa con vítores y vivas a la Madre de Dios. Como es habitual, el consiliario de la filial, Tomás Pajuelo, fue el encargado de dirigir la oración de la Salve , mientras que, junto a ellos, el dúo musical Esencia dedicaba unas sevillanas a la Reina de las Marismas.
Además, la Virgen del Rocío lucía en su Romería el broche que la filial cordobesa le regaló en conmemoración a la celebración del Rocío de la Fe . Una pieza que «se veía perfectamente con el reflejo de la luz del amanecer», confesaba Eloy Moreno, peregrino de la hermandad. Sin duda, junto al resto de actos del fin de semana, la mejor recompensa a los nueve días de frío y lluvia sufridos por el camino, ocultos ya tras la mirada de la Virgen del Rocío.
Emocionante fue también la llegada del paso de la Blanca Paloma al resto de filiales de la provincia cordobesa . Asimismo, junto a la de Cabra estuvo el párroco de la Trinidad y canónigo de la Catedral , José Juan Jiménez Güeto, que pronunció la Salve a hombros de los romeros egabrenses.