La Cuaresma en ABC
La Virgen y San Juan del Cristo del Amor de Córdoba, el camino desde un retablo perdido hasta el Cerro
La investigación de Juan Carlos Jiménez prueba que no vienen, como el Señor, de la ermita del Santo Crucifijo
La ermita del Santo Crucifijo: viaje a una Semana Santa distinta
De la Magdalena a San Pedro: historia de una peana de la Semana Santa de Córdoba
El Cristo del Amor , la Dolorosa de talla que lo acompaña en su capilla y en el paso y San Juan forman un conjunto de apariencia tan armónica que todo el mundo había dado por hecho que eran de la misma mano y que se habían esculpido para estar juntos. Los rasgos eran del siglo XVI y hasta el tamaño algo menor que el natural estaba proporcionado.
Sin embargo, los orígenes del Cristo y de las otras dos imágenes son distintos y ha salido a la luz con la investigación que Juan Carlos Jiménez Díaz , cofrade de la corporación del Domingo de Ramos de Córdoba, está realizando para su tesis doctoral, centrada en la antigua cofradía del Santo Crucifijo , que dio culto al actual Cristo del Amor.
En una conferencia acaba de aportar la documentación que demuestra que no vienen de la ermita que está en la plaza de la Magdalena, sino del Palacio Episcopal , donde a su vez llegaron de un retablo. Desde 1955 están juntos, pero su destino no se unió hasta entonces.
¿Qué sucedió? Juan Carlos Jiménez Díaz señaló el origen de la confusión en un libro fundamental, los 'Paseos por Córdoba' , de Teodomiro Ramírez de Arellano, que describe la ermita del Santo Crucifijo y San José.
Era la sede de una cofradía que había sido fundamental en la Semana Santa hasta el siglo XIX, y que salía el Jueves Santo con varios pasos . Describe que en el altar mayor estaba Jesús Crucificado y, a sus flancos, la Virgen de los Dolores y San Juan, además de los dos ladrones .
Quienes se acercaron a este libro interpretaron que eran las imágenes que acompañan al Cristo del Amor. «Así lo dijo el padre Federico Gutiérrez , en el primer libro sobre la Semana Santa de Córdoba, que dijo que formaban un armonioso conjunto», recordó.
También la profesora de Historia del Arte de la Universidad de Córdoba María Ángeles Raya pensó que serían de la misma mano, y el propio Juan Carlos Jiménez se corrigió a sí mismo.
En 2006 publicó un libro sobre la historia del Cristo y de sus dos cofradías en que formulaba la atribución del Señor al escultor Martín de la Torre en la década de 1570. De los siguientes años serían, según dijo entonces, los dos ladrones, la Virgen y San Juan.
A medida que siguió investigando encontró datos nuevos. En el Archivo del Obispado hay numerosos inventarios de la ermita del Santo Crucifijo, uno de ellos con un grabado en que aparecen el Cristo, la Virgen y San Juan. «Pero hay un detalle distinto, porque parece que son de vestir , que llevan ropa de tela», aclaró.
Y el texto de los inventarios lo confirmaba. En 1647 se encontró «una imagen de Nuestra Señora con ropa de raso negra y un San Juan», también vestido. No eran de talla completa.
En 1746 se aludía a Nuestra Señora del Traspaso y a San Juan, y ambas eran imágenes de vestir. La Virgen del Traspaso estaba en la documentación de la cofradía y era su Virgen titular, pero la descripción no se correspondía con la imagen de talla que ahora está a los pies del Cristo. También había un San José de talla.
Un inventario prueba que las imágenes estaban en el Palacio Episcopal, aunque desde 1955 se pensó que eran de la misma mano
El siguiente documento es de 1922. La cofradía del Santo Crucifijo ya había desaparecido y la ermita se había integrado en la Magdalena , que desde 1890 ya no era parroquia, sino iglesia auxiliar de San Pedro .
Se levantó un inventario por orden del obispo y en él se decía que en el altar mayor había un Crucifijo, a la derecha San José y a la izquierda una imagen de la Purísima Concepción.
Ahora Juan Carlos Jiménez está convencido de que el Santo Crucifijo salía el Jueves Santo en un paso en que iba con San Dimas y Gestas , los dos ladrones, pero no con la Virgen y San Juan, que irían en otros lugares del cortejo.
No sería el olvido para aquel antiguo Crucificado. Su siguiente página se escribe en la década de 1950, en el barrio del Cerro , entonces en construcción y todavía sin la iglesia de Jesús Divino Obrero . Su párroco, Pelayo González , escribió a José María Padilla , que era el secretario del obispo Fray Albino, y le dijo que «su primera Semana Santa había sido tristísima, que había estado prácticamente solo. ¿Por qué no puedo tener una Semana Santa en el bario?». Así que preguntó por una imagen digna de Cristo Crucificado que estuviese sin culto.
Los ladrones y San José
Fue a visitar la ermita del Santo Crucifijo y allí encontró cuatro imágenes: el Cristo, los dos ladrones y San José, recuerda Juan Carlos Jiménez. «Y F ray Albino decretó que se trasladasen en depósito a la nueva parroquia», explica. Pero queda entonces una pregunta: si la Virgen y San Juan no estaban en la ermita, ¿de dónde vienen?
Juan Carlos Jiménez partió entonces de un testimonio oral, el de Mercedes Cubero , una mujer cuya madre había trabajado en el Palacio Episcopal en la década de 1950. Hace pocos años visitó la iglesia de Jesús Divino Obrero y contó que, cuando era niña, vio a la Virgen y a San Juan en el Palacio Episcopal. «No se podía tomar como cierto para una tesis, pero sí me ponía en camino para buscar documentos», relató Juan Carlos Jiménez.
Se puso a buscar en el Archivo del Obispado, que conserva muchos inventarios y encontró una referencia que encajaba : «Una imagen de talla de la Virgen de los Dolores y otra de San Juan, de tamaño algo menor que el natural, en buen estado de conservación».
Según el documento, reveló el historiador, venían del á tico de un retablo que se había desmontado. La descripción cuadraba. Igual que llegaron el Cristo y San José de la ermita, del Palacio Episcopal se consiguieron esas dos imágenes, que en 1955 ya estaban a los pies del Cristo del Amor. «Creo que por el estilo son del siglo XVI, y eso hace que por la época y el tamaño tengan tanta armonía », argumentó.
La historia se completa con más imágenes y enseres que llegaron de la ermita. En la parroquia, consagrada el 13 de mayo de 1956, siguen el Cristo y San José. En un principio iban también los dos ladrones, pero se devolvieron y terminaron en la iglesia de la Magdalena , ya cerrada. Allí, dentro de un arcón, los encontró Juan Mata , un hermano de la cofradía, haciendo unos arreglos de electricidad.
Su hallazgo sirvió para que la cofradía los recuperase. Salieron en el paso entre 1971 y 1978 . Desde 1979 el Cristo fue solo, pero a sus pies siguieron en el sagrario San Juan y la Virgen, y tanto se les echaba de menos que en 2009 recuperaron su lugar el Domingo de Ramos . Poco antes, el párroco, Antonio Murillo , recuperó del Museo Diocesano a los dos ladrones, y ahora están en la capilla.
En una foto antigua de la parroquia, Juan Carlos Jiménez encontró a San José en un retablo y sobre una peana tallada y dorada que conocía. El conjunto se desmontó tras el Concilio Vaticano II , pero era, según él, la peana sobre la que ahora está en su capilla el Cristo de la Misericordia .
Tiene el cartabón y el compás de la ermita del Santo Crucifijo, propios del gremio de alarifes y carpinteros , así que viene de allí, y de Jesús Divino Obrero habría regresado a San Pedro. Ha servido para elevar al Cristo en su capilla, aunque también la ha usado la Virgen de las Lágrimas.
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