Pasión en Córdoba
La Virgen de la Esperanza: 75 años de belleza juvenil en la Semana Santa de Córdoba
Se cumplen tres cuartos de siglo del encargo de la imagen al escultor Juan Martínez Cerrillo
De belleza juvenil y personalidad muy reconocible en la Semana Santa de Córdoba, así es la Virgen de la Esperanza. Todo se fraguó hace ya 75 años. El 1 de agosto de 1946 se produjo el encargo de la talla de la imagen de María Santísima de la Esperanza al escultor cordobés Juan Martínez Cerrillo.
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La hermandad se había fundado en la parroquia de Santa Marina de Aguas Santas: la aprobación de sus primeros estatutos se remonta al 8 de diciembre de 1939, si bien desde 1977 tiene su sede canónica en la iglesia de San Andrés Apóstol .
Bendición en 1947
La bendición de la imagen de la Virgen de la Esperanza fue el 16 de febrero de 1947 con Pilar Tortosa, camarera mayor de la hermandad, como madrina. Anteriormente, hasta 1946, la cofradía también llamada de 'los Gitanos' procesionaba una imagen anónima de la Virgen cedida para los actos principales por el particular Rafael Rodríguez Ortega. Pero acabó habiendo discrepancias con él.
La Virgen de la Esperanza, de candelero y un poco menor del tamaño natural, se le encomendó a Martínez Cerrillo y comenzó así una fructífera relación a la que siguieron más encargos, como el Señor, Nuestro Padre Jesús de las Penas que se decide hacer el 22 de septiembre de 1953. Después, el paso del Señor y muchos enseres.
La propia cofradía resalta de la Virgen de la Esperanza «su belleza idealizada y elocuentemente juvenil», combinada con «su extraordinaria humanidad, gracia y donaire».
Recordando las palabras de Martínez Cerrillo, logró este efecto con «una cara más redonda, una nariz respondida y unos ojos azul-verdoso » que le dan un personalidad claramente reconocible: cejas marcadas; los ojos, entreabiertos; la musculatura de la cara, esbozada; los labios, pequeños y carnosos ; un hoyuelo en la barbilla; y el cuello, idealizado.
La Virgen de la Esperanza aúna un «gran sentido de la naturalidad », en palabra de su creador. Después, fue el imaginero cordobés Antonio Bernal quien la restauró en el año 2011. La limpió, esclareció sus facciones y potenció sus virtudes como talla, según la cofradía.
La hermandad recuerda ahora con cariño en sus redes sociales este acontecimiento que califica como «uno de los hechos históricos más relevantes de nuestra historia, ya que nos legó la talla de nuestra Madre».
Subraya que a Ella «muchas generaciones de hermanos y devotos se han encomendado a lo largo de estos años en los momentos de mayor alegría y aflicción ».