El surgimiento del oficio de carga en la Semana Santa de Córdoba

La aparición de un oficio especializado en el trabajo de carga se produce, por las referencias documentales, en 1876 , aunque antes ya existieron algunas referencias de gratificaciones en metálico a los hermanos. En ese año, en los gastos de la hermandad de los Dolores aparece: «a los gallegos por la conducción de la Virgen el Viernes Santo: 160 reales . A los mismos por traer y llevar los dos cajones de cirios que da el Excmo. Ayuntamiento: 8 reales». Estos justificantes de pago a los gallegos - denominación popular de los mozos de cuerda - muestran las gratificaciones recibidas por parte de los encargados de conducir las andas.

Según recoge el libro «La Pasión de Córdoba», publicado hace algunos años por ABC con el patrocinio de Cajasur, a partir del siglo XIX comienza a generalizarse las gratificaciones en metálico, como expone Francisco Mellado en su artículo «Cuando el andar se hace arte» . Años antes, el trabajo era recompensado a través de vino y dulces, como ocurrió en la procesión del Domingo de Ramos de la hermandad de los Dolores en 1844.

En este sentido, en 1857 los hermanos de la cofradía de las Angustias reciben 40 reales por portar las andas . Desde 1861 a 1868, la gratificación por llevar a la Dolorosa de San Jacinto en la procesión del Santo Entierro importa 57 reales. A partir de 1874 asciende a 160 reales para la procesión oficial del Viernes Santo y se aumenta a ocho reales más en 1878 . Algunos años después, se ofrece una gratificación extra de ocho reales para «que tomasen un refresco cuando concluía la procesión».

En cuanto a las salidas del Domingo de Ramos , la cantidad era menor, 126 en 1874 y 120 reales un año después . Cuando la cofradía no realizaba el recorrido completo, se pagaba una parte del importe total de la gratificación. Así le ocurre en 1864 a la cuadrilla de los Dolores que, por la lluvia no completaron el recorrido oficial, y recibieron 36 reales en vez de los 57 de costumbre.

Cabe destacar que, en esta época, la tarea de portar las andas sigue recibiendo una valoración especia l con una forma de portar mantenida desde los siglos anteriores, en una época de revitalización de la Semana Santa.