LAS CLAVES
Un solemne Viernes Santo acerca el final de la Semana Santa
Las cinco hermandades de la jornada completaron su estación de penitencia en la Catedral
El Viernes Santo comenzaba desde la plaza de Capuchinos con la «Señora» de las devociones cordobesas. A las 16.30 horas, la hermandad de la Virgen de los Dolores abría una nueva jornada marcada por el buen tiempo y la presencia de miles de personas en la calle. Tras una larga fila de negros nazarenos, el incienso perfumaba la plaza para dar la bienvenida al Santísimo Cristo de la Clemencia.
Adornado en su calvario y en las jarras con rosas rojas, el paso del Crucificado dejó una estampa que, por común, no deja de ser de eser maravillosa al pasar por la escultura del monumental Cristo de los Desagravios y Misericordia, el popular Cristo de los Faroles, fuente de inspiración para su original paso. Como cada Viernes Santo, el paso de esta imagen bajo el Arco de las Bendiciones o, en su camino de regreso, por la plaza de San Miguel, fue un regalo para la vista. Bajo la luz de la luna y con la sola iluminación de sus faroles, el Crucificado fue repartiendo Clemencia y perdón hasta su entrada en el templo.
1
A los pies de tus faroles
El Viernes Santo comenzaba desde la plaza de Capuchinos con la «Señora» de las devociones cordobesas. A las 16.30 horas, la hermandad de la Virgen de los Dolores abría una nueva jornada marcada por el buen tiempo y la presencia de miles de personas en la calle. Tras una larga fila de negros nazarenos , el incienso perfumaba la plaza para dar la bienvenida al Santísimo Cristo de la Clemencia.
Adornado en su calvario y en las jarras con rosas rojas, el paso del Crucificado dejó una estampa que, por común, no deja de ser de eser maravillosa al pasar por la escultura del monumental Cristo de los Desagravios y Misericordia , el popular Cristo de los Faroles , fuente de inspiración para su original paso. Como cada Viernes Santo , el paso de esta imagen bajo el Arco de las Bendiciones o, en su camino de regreso, por la plaza de San Miguel, fue un regalo para la vista. Bajo la luz de la luna y con la sola iluminación de sus faroles , el Crucificado fue repartiendo Clemencia y perdón hasta su entrada en el templo.
2
Dolores de Córdoba entera
Y tras el Cristo de la Clemencia , la reina de las devociones cordobesas, Nuestra Señora de los Dolores , en el 50 aniversario de su Coronación Canónica . Exornada con rosas blancas de absoluta pureza, la venerada Dolorosa salía a la plaza de Capuchinos para devolver la visita a los miles de devotos que cada año y, especialmente, cada Viernes de Dolores acuden a San Jacinto para presentar sus plegarias. Con la saya color guinda y el espectacular manto de los dragones, la Dolorosa estremeció el corazón de los que pudieron disfrutarla de cerca.
Además, el paso de la Virgen de los Dolores contaba con un estreno muy especial, la restauración de la última fase de la peana sobre la que se alza la imagen, una de las piezas más antiguas de cuantas salen a la calle en la Semana Santa de Córdoba (1779). Con los sones de la Banda de Música de la Estrella, Nuestra Señora de los Dolores se adentraba en la judería. Un trayecto que permitió disfrutar con el solemne paso de la Virgen por Conde y Luque sonando la composición «Amarguras» . Asimismo, los más valientes pudieron presenciar la salida de la Dolorosa de la Puerta de las Palmas con los arcos de la Mezquita-Catedral al fondo. Por último, el paso de la «Señora» por su azulejo en el Bailío . Un broche de oro para su estación de penitencia.
3
Descendiendo desde el Campo de la Verdad
A bastantes metros de Capuchinos, se preparaba el cortejo de la hermandad del Descendimiento , en la parroquia de San José y Espíritu Santo . A las 18.00 horas, la cofradía ponía su cruz de guía en la calle para cruzar al otro lado de la ciudad. Un tránsito que todos los años es el lugar escogido por los cientos de cofrades que copan el Puente Romano para ver el paso del Santísimo Cristo del Descendimiento y de Nuestra Señora del Buen Fin .
Con la música de la banda de cornetas y tambores Caído-Fuensanta , el misterio protagonizado por Jesús, los Santos Varones, la Virgen, San Juan y María Magdalena, atravesó la Cruz del Rastro para enfilar la calle San Fernando antes de cumplir con la carrera oficial. Posteriormente, el paso del Descendimiento , exornado con claveles rojos, se adentró en la estrechez de Deanes sorteando los balcones ante la mirada impresionada de los privilegiados que encontraron un hueco para presenciarlo. Finalmente, y tras realizar estación de penitencia en la Catedral , el misterio encabezado por la talla de Amadeo Ruiz Olmos regresó a su barrio rodeado de sus vecinos.
4
Un gran cierre para el Viernes Santo
Este Viernes Santo, la cofradía del Descendimiento conseguía una vieja aspiración. Tras muchos años de esfuerzo, la hermandad incluyó en su cortejo el nuevo Simpecado de la corporación. De color azul, la nueva insignia ha sido diseñada por Fray Ricardo de Córdoba , bordada por Antonio Villar y cuenta con orfebrería de Manuel Aguilera. A pocos metros del palio de Nuestra Señora del Buen Fin , el Simpecado era portado como anuncio de la llegada de la Madre de Dios.
Con pequeñas flores blancas adornando las jarras de su paso, Nuestra Señora del Buen Fin puso la nota menos sobria de una jornada marcada por el luto de la muerte de Jesús. Bajo su bordado palio, la Dolorosa de Manuel Hernández León , estuvo acompañada musicalmente por la Banda de la Esperanza, que interpretó marchas como «Esperanza Maceran» y «Rosario de Montesión» camino del Puente Romano, o «El Buen Fin» , a la salida de la carrera oficial. Como todos los años, la Dolorosa estuvo acompañada por una larga hilera de vecinos hasta el Campo de la Verdad , lugar en el que se cierra el Viernes Santo cordobés.
5
Soledad franciscana
Pocos minutos más tarde que el Descendimiento, la franciscana hermandad de María Santísima de la Soledad ponía el silencio en la calle Agustín Moreno con la salida de su cortejo. Los nazarenos negros enlutaron los castizos barrios de Santiago y San Pedro . Un luto que llegaba a su máxima expresión con la llegada de la imagen que tallara con sus gubias Luis Álvarez Duarte . Sola y angustiada por el dolor que provoca la muerte de un hijo y la Cruz ya vacía. Un profundo sentimiento que el imaginero supo plasmar en su expresiva cara y que la hermandad ha sabido representar en una impronta muy personal.
Este Viernes Santo la cofradía presentaba varios estrenos en su estación de penitencia. Por un lado un manto de terciopelo negro , rematado con encaje de bolillo en hilo de oro, un pañuelo de hilo fino hecho a mano en punto duquesa, un tocado de aplicación de Bruselas y la restauración de una talla del paso y policromado de los ángeles que lo adornan. Con el único sonido de los pies de sus costaleros, la Virgen de la Soledad discurrió hasta la Catedral para regresar a su templo por la calle Lineros , donde la única Soledad de la Virgen fue la de su nombre.
6
Silencio y respeto al paso del Sepulcro
Silencio lúgubre en la plaza de la Compañía . El Viernes Santo alcanza su máximo sentido con el cuerpo yacente de Cristo en la impresionante urna de la hermandad del Santo Sepulcro . Una cofradía con una historia de más de cuatro siglos que mantiene un sello solemne e inconfundible desde el primero al último de los integrantes del cortejo. Sobre las 19.15 horas , el impresionante paso del Santo Sepulcro asomaba por la puerta de la parroquia de El Salvador y Domingo de Silos . Cristo yacente salía de su templo para que toda Córdoba lo acompañase con su rezo en su Santo Entierro.
El trío de capilla Coro Fernando de las Infantas era el encargado de acompañar con música de corte fúnebre el sobrio andar del soberbio paso manierista dorado, que llegó a la Catedral dejando sin aliento a los que lo esperaban en la Puerta del Perdón . Una comitiva cargada de detalles y exquisitez que sobrecogió en su discurrir por la calle San Fernando y que enmudeció a una abarrotada plaza de la Compañía en su regreso al templo.
7
Dolor sin consuelo
Tras la majestuosa urna de Cristo yacente, el paso de Nuestra Señora del Desconsuelo en su Soledad, acompañada de San Juan Evangelista y de María Magdalena . Una escena que representa el duelo de la Madre de Dios ante la muerte de su Hijo y que en la tarde del Viernes Santo presentaba un magnífico exorno floral compuesto de azahar. La Dolorosa de mirada baja, obra de Luis Álvarez Duarte , buscó consuelo en las dos imágenes realizadas por Miguel Ángel González Jurado.
No tuvo un regreso tranquilo la cofradía, ya que la rotura de un varal del palio del Desconsuelo obligó a la hermandad a hacer un parón para repararlo. Tras más de 20 minutos, el cortejo iniciaba de nuevo su camino hacia el palco de las Tendillas . Finalmente, con la música polifónica del «Coro Cantabile » , el paso de Nuestra Señora del Desconsuelo en su Soledad alcanzaba la plaza de la Compañía.
8
Y al final, expiró
Luto en San Pablo . El reciente fallecimiento del que fuera hermano mayor de la cofradía de la Expiración , Manuel Recio, ha sumido a los integrantes de la cofradía en un profundo dolor que se trasformó en homenaje en la salida procesional de este Viernes Santo . Con la voz de un saetero desde un balcón anexo al templo, el Santísimo Cristo de la Expiración ascendía en su cruz ante la atenta mirada de María Santísima del Silencio. Exornado con un calvario de iris morados , el Crucificado expiraba mientras dejaba sin respiración al público congregado en Capitulares .
Acompañado de un trío de capilla, el Santísimo Cristo de la Expiración iniciaba de forma directa su carrera oficial en Claudio Marcelo. Pero sería su posterior paso por Conde y Luque y por Judería , el que protagonizaría el momento mágico cuando la noche ya había caído sobre la ciudad. La luz de los cirios, los hábitos negros y el silencio absoluto en unos metros para el recuerdo. Una magia que continuó el resto del recorrido de la hermandad de San Pablo , que volvía a su templo pasada la medianoche.
9
Rosario de recuerdos
Los que este Viernes Santo esperaban en San Pablo para ver salir a la Dolorosa con la tradicional marcha «Expirando en tu Rosario» , se llevaron una sorpresa. Como homenaje a Manuel Recio , la hermandad decidió que el palio de Nuestra Señora del Rosario iniciara su camino con la marcha fúnebre. Pero no fue éste el único recuerdo para el que fuera hermano mayor durante la Coronación de la Virgen del Rosario , ya que la cofradía colocó en las manos de la bella Dolorosa un pañuelo que Manuel Recio conservó en sus últimos días de vida.
Con el ex dirigente en la memoria, el negro paso de Nuestra Señora del Rosario , exornado con flor blanca , caminó con el solemne repertorio que para Ella ofreció la banda de música AMUECI . Las inmediaciones de la Catedral fueron testigo del elegante discurrir del palio y de la dulce belleza de la Dolorosa de la Expiración , que caminó bajo los arcos del primer templo de la diócesis antes de emprender su itinerario de vuelta hacia San Pablo en un derroche de distinción para engrandecer aún más el último tramo de la Semana Santa de 2016 .