PASIÓN EN CÓRDOBA

El Señor Amarrado a la Columna, un estilo «único» que «enamora» a la Córdoba cofrade

Esta pasada Semana Santa se cumplieron 15 años desde la recuperación de su salida procesional

El Señor Amarrado a la Columna, durante su transitar por la plaza de la Corredera de Córdoba Álvaro Carmona

Eloy Moreno

Llegó el tercero, aún siendo el primero, y lo hizo para quedarse y para presidir uno de los pasos de la Semana Santa de Córdoba con «más personalidad» y con «una cuidada estética» que se deja notar en las calles de la axerquía cordobesa cada tarde del Domingo de Ramos.

La imagen del Señor Amarrado a la Columna, uno de los titulares de la cofradía del Huerto de Córdoba, volvió a los corazones de los cofrades cordobeses, después de algunos años en «olvido y letargo». Esta pasada Semana Santa, precisamente, se han cumplido 15 años desde que este Señor volviese a procesionar por las calles de la ciudad.

La imagen siempre estuvo al recaudo de los hermanos del Huerto, desde el siglo XIX, momento en el que la cofradía se trasladó a la parroquia de San Francisco y San Eulogio. Se trata de una obra anónima de estilo granadino del año 1662, restaurada por el imaginero sevillano José Antonio Navarro Arteaga.

La estética de su procesión guarda tintes del recuerdo de aquellas salidas procesionales que protagonizaba esta imagen durante buena parte de la primera mitad del siglo XX. Sin embargo, con la decadencia de la Semana Santa de Córdoba de los años 60, esta imagen dejó de procesionar.

Regresó 42 años después

Tuvieron que pasar 42 años para que el Señor Amarrado a la Columna volviese a recibir a sus devotos, que no fueron pocos, en un besamanos en la parroquia de San Francisco y San Eulogio, después de un traslado privado. Fue en la Semana Santa del 2004 cuando la música de capilla volvió a regalar sones cofrades a este señor en su recuperada salida procesional -después sería una banda de música para palio-.

Triunfó, desde luego, la cofradía de Huerto, sin lugar a dudas, con esta incorporación. La hermandad supo ofrecer a la Córdoba cofrade lo que, quizás, aún no tenía o había perdido, siendo fieles al estilo que requería la imagen en cuestión: un aire fúnebre, sobrio y elegante que, de una forma u otra, «enamora» al que lo contempla.

Con la reincorporación de este titular cristífero, los cofrades cordobeses obtuvieron en una única hermandad, no sólo una nueva imagen, sino tres estilos distintos: el caminar «algo más alegre, más abierto» del misterio de Nuestro Padre Jesús en la Oración en el Huerto, la sobriedad del Amarrado a la Columna y la elegancia de la Virgen de la Candelaria.

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