Semana Santa Córdoba 2020

Crónica | Lunes Santo en Córdoba, mirando al gris eternos de las calles vacías

El tiempo incierto aligeró el recuerdo de un día consolidado de disfrute en el que hubo que mirar a los huecos

El Cristo del Remedio de Ánimas, al salir de San Lorenzo Álvaro Carmona

Luis Miranda

Raro. No te has despertado como sueles en este día todos los años. Has dormido menos de la cuenta y estás cansado pero no lo confiesas. Y sin embargo, hay como una fuerza que te hace saltar de la cama, un nerviosismo que pagarás después de la fiesta sin duda y que te hace estar activo. Es Lunes Santo en Córdoba y algo lo dice, y aunque los días de este tiempo monótono y pesado se parezcan tanto unos a otros, al amanecer te has acordado de que igual que tuviste un Domingo de Ramos casi sin pisar las calles , este día se le parecerá.

Casi ni quieres mirar el teléfono ni las redes sociales. Los amigos que ese día tendrían que haber llevado una túnica o un costal lo cuentan, porque bastante duro es lo que sucede como para encima llevarlo en silencio. Los cofrades son propensos a la retórica y a la verborrea, de eso no hay duda, pero en este tiempo es más que nunca una terapia, una forma de al menos echar la tristeza . Nadie discute la necesidad del confinamiento , pero tampoco se pide que haya que estar contento.

Y al despertar sabías el día que era, pero no era la confirmación de lo que ha empezado, sino más bien la certeza de una ausencia, de que no hay nada que se haya empezado a consumar, porque todo está intacto, hibernado, metido en las iglesias . Ni siquiera te ha consolado la lluvia que de todas formas te hubiera dejado el mismo espectáculo de calles vacías . Nunca has echado más de menos una cola que al recordar que ni siquiera podrás entrar a las iglesias en este día, con los pasos perfectos y las imágenes con un aspecto de esperar lo que no va a llegar.

Llueve

Y sí, es un día que ha llovido y que hubieras visto lo que otros años: un rosario de suspensiones en cadena y quizá a la hermandad del Vía Crucis aventurarse, ya con la noche caída y recorrer en solitario las calles por un camino algo más corto, pero sin faltar a la Catedral ni al rezo de sus catorce estaciones. Pero en eso no pensabas.

Quizá está entre los días más largos e intensos, pensabas cuando no eran las cuatro de la tarde y te imaginabas, como casi siempre, en la mediana de la avenida Agrupación Córdoba, soñando con el momento en que un golpe en la puerta de anuncia que estás a punto de ver nazarenos blancos como frailes. Ahí está la Merced y con ella se desancadena un día rotundo y perfecto, en que cuando un elige a una hermandad tiene algo de doloroso porque se pierde algo hermoso cuando se deja a las demás.

Y cómo hubieras querido estar otra vez. A la luz del sol todavía alto el Señor de la Coronación de Espinas parecía todavía más doloroso y lo mirabas pasar para enamorarte otra vez, como todos los años, de la Virgen de la Merced, cada año un poco más radiante. Tenía sentido que lloviera, porque era un Lunes Santo que no lo parecía, porque esta Semana Santa tendrá algo de liturgia por la televisión, pero en realidad sabes demasiado bien que pasará como si fuese un agujero.

La Estrella

Por eso preferías reconstruir el momento en que te vas tras la Virgen de la Merced por las calles más recogidas del barrio de Levante, y te mueves para buscar luego al Señor, y cambias un rato y disfrutas de que es Lunes Santo y queda mucho por ver.

Los días de la Semana Santa son para machacar el cuerpo sin cansarse y eso lo sabes cuando caminas buscando el Vial Norte y la Huerta de la Reina, por donde ha salido la Estrella . Como salen temprano, son cofradías que se disfrutan porque se les acompaña al mismo ritmo que caminan. Una chicotá larga, una marcha y una tarde que en esos momentos es eterna. Qué distinto de lo que veías mirando por la ventana y el cielo estaba gris. Ni sin coronavirus hubiera sido quizá posible, porque el Lunes Santo , cada año más maduro, es una jornada poco aventurera, y hacen bien.

Te acordabas de los Jardines de la Agricultura, incorporados hace poco a la Semana Santa , pero ahora tan clásicos como cualquier rincón. Ytarareabas en la cabeza «Oración» y esos clásicos de la Estrella con los que el misterio del Señor de la Redención , aunque parezca que los cambios frenan, avanzaba a paso limpio entre los árboles y el agua de las fuentes, y entre una música y otra la tarde iba avanzando hacia una consumación armoniosa y llena de gozo, porque había empezado pronto y había más horas en que detenerse.

Ánimas

Pocos días es Córdoba más grande que el Lunes Santo y los cofrades se empeñan en hacerla pequeña, porque la caminan y van de un punto cardinal a otro en cuestión de unos pocos minutos, con una velocidad que el cuerpo no les resiste en otras épocas del año. Ahora están, estás tú también, poseídos por algo parecido, a una fuerza excepcional. Bueno, no ahora, sino en esos Lunes Santos que sí lo son, o que lo son en la calle.

¿Cómo estaría el Puente Romano al caer la tarde, ya con la carrera oficial llena de cofradías que estan en ella, van hacia allí o se marchan? El sol se marchaba y por allí buscaba su camino la cofradía de la Vera-Cruz , con dos pasos que cada año siguen enseñando más muestras de personalidad y sobre todo con un palio que no deja de sorprender con la originalidad y calidad de sus bordados.

Era la hora en que se echa la noche y esta vez era más triste que nunca, con el cielo más gris y las calles desoladas. ¿Dónde te hubiera cogido? Quizá buscando a Ánimas . Aunque te parecía hermoso verla de día lo normal es envolverla en la noche. Es la cofradía de un cartel que ha admirado como ninguno y que sin embargo anuncia una fiesta que no ha llegado a existir como tal más que en la memoria. Te hubiera gustado encontrarla en algún lugar íntimo, quizá en Alfonso XII o al regreso, y disfrutarla con tranquilidad desde que empieza hasta que acaba.

Es el día más largo, ya lo has dicho, y por eso lo apuras buscando en algún rincón íntimo al Cristo de la Salud y otra vez te gusta ver el cortejo al completo, la magia de que una calle se llene de cirios y cruces y la cofradía se imponga. Y de noche, quizá el regreso de alguna de las cofradías, porque hay mucho tiempo que disfrutar cuando no es como ayer, una sinfonía de calles grises y frías.

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