Semana Santa de Córdoba 2020

La ausencia de la Soledad arrebata la gloria al Sábado Santo de Cabra

El coronavirus impide una de las procesiones más tradicionales de la provincia

La Virgen de la Soledad y Quinta Angustia de Cabra, en el camarín de la parroquia de los Remedios Felipe Osuna

Felipe Osuna

EL Sábado Santo en Cabra por una vez, perdía ayer el apelativo de Gloria. Y es que la tristeza se respiraba en el ambiente de un barrio afligido cuyos balcones engalanados no pudieron recibir a la Reina de la Soledad . La dolorosa que gubiara el insigne Pedro de Mena se quedó más pálida aún por el drama que se vive en estos tiempos, aún así desde su camarín siguió bendiciendo a sus devotos con sus manos entrelazadas y su luto riguroso.

El bullicio que todos los años se vive a su paso quedó relegado al silencio que imperaba en el entorno del templo parroquial, cuyo exterior se llenó de los pétalos que en esta ocasión no cayeron de los balcones sino que fueron desperdigados por aquellos fieles que pudieron salir a la calle, dejando un simple ramo de flores , unas ocho velas alineadas en el escalón exterior del templo y un cartel pegado en el portón en el que podía leerse una simple oración que decía «Soledad, abogada nuestra , vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos».

Flores y oraciones en la calle recordaron la ausencia de la imagen en este año

En la calle La Cruz -esa que cada año despide a la Señora de la Soledad y Quinta Angustia al finalizar su Estación de Penitencia, con una muchedumbre que la acompaña hasta la Plaza de Aguilar y Eslava, mientras avanza a paso firme al son de las marchas procesionales bajo una continua lluvia de pétalos- podían verse algunas cadenas de colores elaboradas en cartulina colgadas de los balcones de una acera a otra, que resaltaban en el telón formado por los cielos grisáceos.

La saeta se quedó muda, al igual que los añafiles (también conocidos en Cabra como abejorros) que cada año suenan cuando el paso se levanta o un saetero acaba su oración hecha cante en cualquier lugar del recorrido. No vinieron legionarios a abrir paso con sus fusiles y escuadras de tambores y cornetas. La efigie dolorosa en su peana de carrete quedó sola en el templo, solo acompañada a sus pies por el artístico Ecce Homo .

Puerta de la parroquia de los Remedios de Cabra en la mañana de este Sábado Santo Felipe Osuna

Sin flores, solo dos jarras con espigas secas . Algo muy distinto a lo que ocurre en dicha jornada donde un selecto exorno engalana todo el paso. Faltó a la cita el incienso formando nubes que los turiferarios se afanan en que no cese, también los ciriales, el estandarte de picos, el pendón real y el séquito de mantillas . No vinieron gentes de los pueblos de la comarca.

Sin duda, no fue un Sábado Santo cualquiera y eso pasará a la historia de la Semana Santa. Por una vez, la Soledad de Cabra se quedaba sola en su templo, pero no en el corazón de los egabrenses que como cada año se asomaron a la ventana esperando que llegara esa barroca cruz de guía que este año sí ha desfilado ficticiamente por el pasillo de los hospitales y de las residencias donde la Señora ha estado presente bajo la Cruz en aquellos, que en esta ocasión han precisado de su amparo.

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