EXPOSICIÓN
Semana Santa de Córdoba 2018: Los frutos de la imaginería reciente se reúnen en Cajasol
La escuela de arte Dionisio Ortiz recopila obras, sobre de autores cordobeses
La imaginería que creó a las imágenes para la Semana Santa sigue dando frutos. La Fundación Cajasol se ha detenido a mirar a quienes en estos años hacen imaginería religiosa y realiza para esta Cuaresma una exposición en Córdoba con el trabajo de los autores actuales, jóvenes y consagrados. La escuela de arte Dionisio Ortiz organiza esta cita, llamada «Imaginería escultórica» , en la que llama la atención la presencia de dos autores con una larga carrera y aclamados en toda Andalucía: Antonio Bernal y Francisco Romero .
El primero envía una Piedad de hondo dramatismo y pequeño tamaño y el boceto en barro de un Cristo Yacente y el segundo un busto en bronce del Señor Cautivo de España , una de sus obras más difundidas en el exterior. La muestra permanecerá abierta hasta el próximo 31 de marzo, Sábado Santo , en la sede de la Fundación Cajasol en Ronda de los Tejares.
El grueso lo conforman autores que han comenzado a trabajar de forma independiente en el siglo XXI , y que ya tienen su obra repartida por muchos lugares. No es la imaginería ya una especialidad artística propia sólo de los hombres, aunque sean quienes más la han cultivado. Por eso están presentes Irene Dorado y Carmen Isabel Bernal Humanes, hija de Antonio Bernal. La primera ofrece una «Virgen de la Servilleta» en barro y la segunda ofrece una Dolorosa vestida con parte del ajuar de la Virgen de la Paz.
Muchas de las firmas son de cordobeses y tienen obra en la ciudad. Juan Jiménez y Pablo Porras aportan una Dolorosa de busto, en que acentúan los rasgos de dolor y dulzura de las dos imágenes que tienen en la ciudad. La estética neobarroca en que las cofradías están más cómodas es la que marca a muchas de las imágenes, pero también esta exposición da la oportunidad asomarse a propuestas innovadoras o que al menos se salen de ese marco, como la de José Antonio Álvarez Unquiles .
De una de sus Dolorosas sólo está la mascarilla, en que aparece la Virgen con los ojos semicerrados , ajena y hundida en la pena, pero con serenidad. También se sale de lo neobarroco el onubense Juan Luis Aquino con una Inmaculada en madera sin policromar, de rasgos muy clásicos. Álvaro Abrines propone un busto de Santa María Magdalena en que aparece con rostro pensativo y rasgos muy rotundos.