Semana Santa 2020
Pablo Ruiz (Costalero de la Alegría): «Somos los pies del Señor y de la Virgen y eso no está pagado»
Este Domingo de Resurreción hubiese sido su décimo cuarto año llevando a la titular de la hermandad del Resucitado
La del costalero es la figura que más ha podido crecer -o al menos de las que más- dentro de la Semana Santa en los últimos tiempos. Córdoba fue ciudad precursora de varios avances como los ensayos de costaleros.Su importancia dentro de una cofradía es cada vez mayor y los tiempos en los que las trabajaderas iban a la mitad de su capacidad pasaron.
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Ser costalero es un privilegio a la par que una responsabilidad.La preparación física y mental debe tener unas cotas mínimas y pese a ello, cada año se quedan fuera de las cuadrillas un buen número de nuevos aspirantes que quieren ser los pies de algún paso en Córdoba. Pablo Ruiz Llamas lleva siendo costalero desde el año 2006, cuando por primera vez se metió bajo el paso de la Virgen de la Alegría. Hacerlo ahí tiene además, el privilegio de poner fin a la Semana Santa y hacer la última chicotá que deja el último paso dentro de la parroquia de Santa Marina .
¿Qué le llevó a meterse debajo de un paso? ¿Cuanto tiempo lleva?
Me llevó a que es una tradición familiar. Somos una familia cofrade y a mí desde pequeño me ha llamado la atención. Llevo desde 2006.
¿Por qué eligió el paso de la Virgen de la Alegría? ¿Es el único paso que sacas en Semana Santa?
Ha sido siempre del barrio de Santa marina. Mi grupo de amigos nos hemos criado ahí. Un buen amigo mío nos reclamó en un momento en el que la cuadrilla le hacía falta y este sería el decimocuarto debajo de la Virgen. Este año además, el Domingo de Ramos sacaba el palio de la Esperanza y el Miércoles Santo me estrenaba en Humildad y Paciencia .
¿Qué se siente al ir dentro de un paso de Semana Santa?
El que es cofrade y cristiano es el mayor privilegio que puede sentir una persona. Tanto en un misterio o en el palio somos los pies del Señor y de la Virgen y eso no está pagado.
Al igual que un torero o un futbolista, me imagino que un costalero también tiene su especie de protocolo particular antes de enfundarse el costal.
Sí. Nosotros tenemos por costumbre que buena parte de la cuadrilla de la Alegría desayunamos todos juntos, preparando la ropa todos juntos porque tenemos como fundamentos estar unidos, preparar la ropa pensando en el trabajo y mentalizados en que desde el minuto uno hay que hacer que la cofradía tenga un buen resultado en la calle.
¿Cómo es llegar a Santa Marina y sentir que la Semana Santa se ha acabado con esa última chicotá que deja el paso en el interior del templo?
Es un encuentro de sentimientos. Piensas en que esto se acaba ya pero, el que es de Santa Marina como yo, piensa que todo empieza ahora. No hay mejor sitio para acabar la Semana Santa que en nuestro barrio.
¿Cuál es el momento más especial para un costalero de la Virgen de la Alegría?
El mejor momento para nosotros es la primera levantá dentro de la iglesias. Se queda para nosotros. Y otro es cuando se recoge y se posan los zancos en el interior del templo. Vienen lágrimas y abrazos .
¿Qué mínimos se piden para ir debajo de un paso más allá de los elementos físicos?
Es subjetivo. Hay gente con la que puedo discrepar pero creo que tienen que ser mayores de edad y que luego además de corazón hay que tener oficio . Sin oficio puedes ser costalero pero no vas a realizar el trabajo de la mejor forma posible.
¿Qué momento es el que recuerdas con más cariño de todos estos años como costalero?
En estos catorce años es lo que le digo a mi gente. En mi cofradía vas con un plus de tensión porque vas con otras miras. Estamos muy metidos en la hermandad y miramos más cosas. El primer año por la inocencia de cuando eres un niño y no eres consciente de lo que estás haciendo.