Pasión en Córdoba

Revista 'Pasión en Córdoba' 2021 | Antonio Rodríguez-Carretero: «El verdadero mensaje se está perdiendo»

Conoció la Semana Santa de Castro del Río, fue hermano mayor de la Virgen de Linares, participó en su coronación y trabajó en la Agrupación de Cofradías. Ahora disfruta desde la distancia

Antonio Rodríguez-Carretero, en el Puente Romano de Córdoba Valerio Merino
Fernando López

Fernando López

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Casi de casualidad, el Puente Romano de Córdoba es el camino más corto para unir la Mezquita-Catedral, templo madre y aspiración máxima de las cofradías, con el Arenal, donde se celebra la Feria de mayo y donde descansa el estadio El Arcángel . Cofradías, el Córdoba Club de Fútbol y la Feria de Nuestra Señora de la Salud podrían unir a muchos cordobeses, aunque sólo a uno por excelencia: Antonio Rodríguez-Carretero .

Nacido en Castro del Río , pueblo donde la Semana Santa se vive con especial devoción y con una tradición con un sello propio, Rodríguez-Carretero es hermano de varias cofradías de penitencia , aunque su gran devoción es la Virgen de Linares . Apasionado de la historia, encontró en esta imagen una luz con la que guiarse y con la que poder realizar una labor humana y caritativa. De esta cofradía sigue siendo el hermano mayor honorífico .

En lo social, llegó a ser también vicepresidente y relaciones públicas del equipo de fútbol de la ciudad, así como uno de los responsables de la comisión encargada de trasladar la Feria de Córdoba desde la avenida de La Victoria hasta el Arenal. Ahora, Rodríguez-Carretero disfruta plenamente de la jubilación. Dedica su vida a leer sobre historia, de su ciudad sobre todo, y a ejercer de guía con amigos y familiares por las calles cordobesas que respiran años de lucidez en épocas pasadas.

Antonio Rodríguez-Carretero, junto a la Mezquita-Catedral

Se le iluminan los ojos cuando habla de su Castro del Río natal y de aquella Semana Santa de la que guarda buen recuerdo, aunque no comulgue con la filosofía actual de algunas hermandades : «Aquella Semana Santa ha tenido siempre unas características especiales pero ahora en alguna hermandad se ha hecho presente el furor macareno . Yo distingo mucho entre los devotos y los participantes de la Semana Santa y ya el colmo es el furor macareno; eso hace que se haya perdido un poco la esencia en Castro».

Haciendo un breve resumen recuerda que «aquella era una Semana Santa muy austera , con sus características propias y sus saetas autóctonas como la de rigor, la samaritana y la de la Vía Sacra». Afinando, explica que «la procesión de la Madrugada, que se celebra desde hace siglos, tiene además una connotación especial, y es que todo el mundo que va como penitente lo hace descalzo , tal y como marcan los estatutos. Si se quiere llevar a un niño, o va en brazos o descalzo, o si no ya tras el paso de la Virgen, como los penitentes que van sin túnica».

Esos son los primeros recuerdos que se le vienen a su mente como cofrade. «La procesión de la Madrugada hace un pequeño descanso en el que hay un sermón . Se hace muy cerca de mi casa en Castro y coincide que a partir de ahí ya continúa para la iglesia de Jesús Nazareno , donde se encierra la procesión. Cuando yo era pequeño, mi padre y mis hermanos mayores me despertaban para hacer el recorrido desde allí hasta abajo en lo que es la última hora, y me acuerdo de que con cinco o seis años sentía frío en los pies y yo intentaba pisar el adoquín con cera porque estaba más plano y calentito o doblarme un poco y aprovechar el filo de la túnica para reposar los pies cuando la procesión se detenía», rememora.

Antonio Rodríguez-Carretero, en un preg´o de la Virgen de Linares Roldán Serrano

Desde entonces, reconoce que «nunca he dejado de vivir la Semana Santa» porque «para mí eso ha sido la gran festividad del año». Con el tiempo llegó a ser hermano mayor de casi todas las cofradías de Castro del Río, a las que todavía sigue perteneciendo. «Mi madre fue camarera de la Soledad, igual que antes había sido mi abuela; tías mías han sido camareras del Mayor Dolor , que es la Virgen que sale con el Nazareno, y luego yo fui hermano mayor de casi todas las cofradías de allí».

Por motivos de trabajo dejó atrás Castro del Río y recaló en la capital, de la que desconocía por completo la Semana Santa. «Llegué el 1 de marzo de 1979 y tanto desconocía la Semana Santa que el Lunes Santo salí de la oficina y me encontré de frente con la procesión de la Sentencia y no tenía ni idea. En Castro no había Semana Santa hasta el Miércoles, pero yo me quedé asombrado, empecé a ver cosas y a enterarme, hasta el extremo que al año siguiente fuimos a ver las procesiones de Córdoba y yo era el guía», relata el empresario.

«Yo distingo mucho entre los devotos y los participantes de la Semana Santa y ya el colmo es el furor macareno; eso hace que se haya perdido un poco la esencia en Castro»

En su libro de anécdotas guarda con cariño una de 1980. Se traslada hasta la plaza de Santa Marina , por donde pasaba de vuelta la hermandad del Nazareno y donde un gran amigo suyo, Manolo el Pelucas, cantó una saeta al paso del Señor. Los pocos allí presentes pidieron que también lo hiciese con la Virgen: «Antes la gente no salía ni a la puerta de sus casas a ver las procesiones. Los que íbamos estábamos solos. Además, en cuanto podían se iban a su parcela de la sierra o a Sevilla y de aquí desaparecían».

Antonio Rodríguez-Carretero, en el Puente Romano de Córdoba Valerio Merino

Esa mentalidad aún la ve latente. «La Madrugada -se lamenta- no existe más allá de la hermandad de la Buena Muerte cuando por ahí, en otras ciudades y en los pueblos, es lo más querido. Aquí los pasos eran antiquísimos y las hermandades estaban deprimidas. Ahora hay pasos con un esplendor ante el que yo estoy totalmente en contra. Fui hermano del Calvario y esa hermandad reestructuró su paso y lo doró. Empezó esto a animarse y se empezaron a hacer cosas. La figura de Fray Ricardo fue vital en la Semana Santa para que se empezaran a sacar pasos de verdad, pero ahora los cofrades nos hemos pasado».

Ese pensamiento lo tiene muy asimilado porque explica que «el cofrade quiere lo mejor para su Madre, o eso se dice, pero a una Madre se le agrada más dándole al que está pidiendo limosna en una esquina que poniéndole joyas, porque además eso va en contra de nuestra religión».

La solución, para él, es más que evidente, porque «el recorrido de las cofradías es muy corto». «Tienen las hermandades que ser más mensajeras de lo que dijo Jesucristo , que tuvo sólo dos mensajes, porque el resto se los han inventado los teólogos. Jesucristo dijo: ‘A tu Dios y a tu prójimo es a lo único que tienes que querer y dedicarle tu vida’. Eso falta en las hermandades. La caridad no es sólo dar algo material. Es sentir los problemas del prójimo como propios y ayudarle».

En el día de la coronación de la Virgen de Linares, en 2011 Roldán Serrano

Cofrade distinguido y amante de la Semana Santa, Antonio Rodríguez-Carretero gozó de popularidad por ser hermano mayor de la hermandad de la Purísima Concepción de Linares . Al llegar a su hermandad «lo desconocía absolutamente todo». «Yo tenía un amigo que era Manuel Garrido y otro que era Manuel Salcines , que fueron los que me llevaron hasta allí. Manuel Garrido era vecino de oficina, un hombre muy hospitalario. Al segundo día de estar allí fue a mi oficina y me abrió las puertas de Córdoba, me presentó a mucha gente y me metió también en la hermandad de Linares», recuerda.

En sus años de máxima dedicación recuerda la Coronación canónica de la Virgen , en mayo de 2011, aunque también se muestra feliz por otros muchos detalles que quizá se recuerden menos. «Una vez fuimos a pedir dinero para la hermandad y nos dijeron que si no había Vírgenes en Córdoba que nos teníamos que ir hasta Linares en busca de una. Hasta ese punto llega el desconocimiento. Hay cordobeses que no tienen ni idea de qué es la Virgen de Linares, pero sí conocen a la Virgen de los Reyes. Esta Virgen tiene importancia no sólo en la historia de Córdoba sino en la de Europa. La constitución de 1812 se jura ante la Virgen de Linares, por ejemplo», explica.

El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, corona a la Virgen de Linares el 14 de mayo de 2011 Roldán Serrano

El dar a conocer la Virgen y su significado formará siempre parte del legado que Antonio Rodríguez-Carretero dejó en esta hermandad. Además de eso, destaca y pone en valor otro mérito que para él parecía impensable: «Cuando llegamos había sólo tres misas en el santuario : la del día de San Fernando, el día de la Inmaculada y el día de la Reconquista. El mayor logro es que ahora hay misa todos los domingos y días de precepto y encima la gente acude a misa allí porque hay muchas familias que viven cerca los fines de semana».

Su trabajo en su hermandad de Linares le llevó a trabajar junto a la junta de gobierno de la Agrupación de Cofradías entre el 2008 y el 2012. Rodríguez-Carretero fue uno de los grandes defensores de contar con las hermandades de gloria en el organismo, como se consiguió en 2000: «Yo lo defendí porque, en el fondo, los problemas que tienen unas y otras hermandades son los mismos. Está bien que haya, digamos, una subagrupación para las de penitencia y otra para las de gloria. Pero las hermandades de gloria tienen que estar ahí. Como cofrade siempre h e defendido esa postura en todos los pregones que he pronunciado desde, el primero que hice para la Federación de Peñas».

«El cofrade quiere lo mejor para su Madre, pero a Ella se le agrada más dándole al que está pidiendo limosna en una esquina que poniéndole todas las joyas»

Ahora, desde la distancia aunque sin renegar -«Yo siempre seré cofrade», insiste- analiza que «las hermandades de gloria se van devaluando porque el verdadero mensaje se está olvidando ». «Es mucho más popular y espectacular una procesión de penitencia que una de gloria. De hecho la Fuensanta ha ido hasta en pasos prestados . Se atrae mucho más con las procesiones de penitencia, pero hay devoción también en las de gloria, claro que sí», advierte.

Por eso cree que «igual algunas hermandades desaparecen, porque pueden desaparecer ayudas y nos hemos acostumbrado a manejar mucho dinero dentro de las hermandades». «Creo que eso va a ser poco y que van a tirar para adelante, pero ahora sí que tenemos las hermandades la oportunidad de cumplir con el mensaje de Cristo y de la Iglesia : ayudar no es dar lo que nos sobra, si no lo que nos quitamos a nosotros», resume.

Miembros de la comisión para la coronación de la Virgen de Linares Roldán Serrano

Dentro de ese pensamiento, radical a la par que certero, el ex hermano mayor de la Virgen de Linares detalla que su concepto de caridad es «hacer lo que uno no quiere, al igual que la obediencia». «Conozco personas caritativas que no lo son porque disfrutan haciéndolo. Es como el que le gusta el fútbol y se gasta el dinero en eso» , afirma. Cree que las hermandades tienen que «quitar todo el lujo innecesario». «No me imagino a aquella pobre María en Nazaret con el cántaro al hombro y luego detrás de su hijo por la Vía Sacra con unas zapatillas de nada llevando todas las joyas con la que la visten ahora. Esa misma María debería rebelarse contra tantas joyas y tanto lujo cuando en la acera hay gente que no tiene para darle de comer a su hijos. El cristianimo se reduce a caridad ».

Rodríguez-Carretero se autodefine así y mismo como «una persona a la que le ha gustado siempre tanto dar como el que recibe» y por eso detalla que «no soy una persona caritativa. Yo he disfrutado dando y lo sigo haciendo. Es mi estilo de vida» . Alejado de la primera línea de la batalla diaria de las cofradías, Antonio Rodríguez-Carretero sigue teniendo clara «la línea por la que deben desfilar las cofradías».

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