LA CUARESMA EN ABC
El regionalismo, la revolución estética que pasó con timidez por Córdoba
El manto de los dragones de la Virgen de los Dolores y el paso de Jesús Caído recogen esa tendencia
Hay un hecho cierto. El trabajo del pintor ornamental Pedro Domínguez , que reprodujo los motivos renacentistas y platerescos de la decoración del Ayuntamiento de Sevilla , supuso un punto de inflexión en el arte de las cofradías hispalenses. El diseño de los bordados del palio de la Virgen de la Victoria de la hermandad de las Cigarreras en 1894 -trufado de dragones- fue el definitivo pistoletazo de salida para consagrar la nueva estética de la que, más allá del estricto mundillo cofrade, participaron todas las artes, espoleadas por la promesa de la Exposición Iberoamericana , demorada hasta 1929. Ojo: fue el arte renacentista y todo su universo sensorial el que espoleó la nueva estética. Lo de «neobarroco» vendría después…
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No es casual que en esos trabajos estuviera operante un tal Juan Manuel Rodríguez Ojeda. Córdoba , a su manera y a cuentagotas, tampoco fue ajena a aquella revolución regionalista y hasta podríamos marcar una fecha para certificar su estreno. Fue en los años 20 y en la plaza de Capuchinos. La hermandad de los Dolores quería disponer de un manto propio para evitar cualquier tipo de roce con la antigua congregación de San Jacinto y dejar atrás la polémica por el famoso manto de los bolillos . En ese caldo de cultivo se gestó la convocatoria del nuevo proyecto que, ojo, debía atenerse al estilo renacentista español además de contener escenas de la vida de la Virgen o la Pasión. Se presentaron diecinueve artistas y fue escogido el diseño presentado por Ricardo García de Vargas . El bordado corrió a cargo de las madres adoratrices y las religiosas servitas lo completaron en la parte de la toca. El nuevo manto era una realidad el Viernes Santo de 1923 .
Los trabajos de Díaz Peno para la Misericordia, Mora Valle para las Angustias y Ritton para la Caridad recogen la estela posregionalista
Los característicos dragones también servirían para bautizar esta pieza que forma parte de la estética más genuina de la Señora de Córdoba desde hace casi un siglo. ¿Por dónde entró ese regionalismo en la nómina de pasos cordobeses? Tuvieron que pasar veinte años y subir la cuesta de San Cayetano. La hermandad de Jesús Caído estaba presidida por un cofrade ilustre llamado Manuel Rodríguez Sánchez, que en los ruedos se anunciaba Manolete . Fue el grandioso califa cordobés, bien asesorado, el que encomendó a Rafael Valverde Toscano el diseño de un nuevo trono para el Señor de los toreros siguiendo la estela artística que ya se había experimentado algunas décadas antes río abajo. El inconfundible estilo Renacimiento -que acabaría siendo una de las señas de identidad de la saga de los Valverde- preside un armonioso conjunto que «destaca por sus líneas y trazas arquitectónicas con pilastras, cornisas, frisos y demás motivos decorativos de jarrones con frutas, lacerías, dragones y adornos dentro de su estilo», según apreciaba el maestro Andrés Valverde Luján .
Conviene detenernos en los faroles del Caído : la inspiración en los que acompañan cada madrugada al Señor del Gran Poder es evidente, pero hay que advertir que estos -como en un cante de ida y vuelta- también tienen su origen en la ciudad de la Mezquita: fueron realizados por el orfebre cordobés Rafael León entre 1908 y 1909 -bebiendo los vientos regionalistas el mismo año que se estrena el fundamental palio rojo de la Macarena, piedra angular de la cofradía moderna- e inspirándose en la obra de otro creador fundamental: el artista, dieciochesco y cordobés, Damián de Castro, que había realizado unas piezas muy similares para alumbrar la urna del Santo Entierro de Écija .
A partir de ahí, la estela regionalista comienza a germinar en la ciudad de Córdoba, unas veces mirando hacia dentro y otras buscando los mejores oficiales de la ciudad de la Giralda. En Córdoba también se estaba viviendo su propia revolución aunque con un carácter centrípeto y escaso recorrido. La obra global de Rafael Díaz Peno para la cofradía de la Misericordia hay que entenderla dentro de un posregionalismo que también es evidente en la obra pictórica del fundamental diseñador de la cofradía del Miércoles Santo. En esa estela se encuentra el legado de Manuel Mora Valle , reinventor estético de hermandad de las Angustias, y la de Jaime Ritton , ideólogo de la inconfundible impronta estética de la cofradía de la Caridad. Fue el canto del cisne de una breve revolución artística en clave cordobesa que hizo agua en los 60. Ya les contaremos esa historia…