La Cuaresma en ABC
El patero del viernes | 'Rutina', por Antonio Varo
Quien sienta esto pasará un mal rato, pero no debe correr el riesgo de hacer el ridículo para ser noticia

Lo hablaba el otro día con una de mis médicos. «Con lo que hemos denostado la rutina , ahora la añoramos», venía a ser la síntesis de la conversación. Echamos de menos, y es verdad, la monotonía de hacer lo que siempre hemos hecho sin darle importancia, inundados hasta tal punto en el océano del tedio que no nos dábamos cuenta de la profundidad de la inmersión.
«En tiempos de tribulación, no hacer mudanza», dijo un tal Ignacio de Loyola . Pues nada, aquí, en tiempos de tribulación -y no es pequeña la que tenemos encima desde hace un año y estará con nosotros una buena temporada-, nos da por hacer pegos, por inventar farándulas, por caer en la tentación de pretender sustituir lo que por su propia naturaleza es insustituible . Y así nos encontramos, como si no pasara nada, con pasos montados y expuestos en cocherones (pero no dentro del templo), paripés en iglesias con pasos preparados ‘ma non troppo’, rendivús con cabezada y estandarte, pregones de recortes (como algunos mantos y sayas) y qué se yo qué inventos de lo más variado que pretenden tapar un hueco que saben de antemano que no hay manera de tapar. Una frustración , vamos, un ‘mono’ en toda regla. Y nos creíamos mayorcitos y maduros.
Adaptarse a las circunstancias es una cosa y montar castillos de Exin es otra muy distinta. Si la procesión no puede salir, se va a la iglesia, ante las imágenes, se reza ante ellas en sus capillas , se habla un rato con los hermanos (cumpliendo las medidas sanitarias y bla, bla, bla…) y a casa antes del toque de queda. Quien quiera y sienta esto, pero de verdad y en el fondo, pasará sin duda un mal rato , pero no debe correr el riesgo de hacer el ridículo con tal de ser noticia.
Ya vendrán tiempos mejores, siempre han venido tras las tribulaciones. Y entonces podremos volver a saborear el delicioso sabor de la rutina. Porque ver en Semana Santa pasos en la calle, precedidos de nazarenos y seguidos por bandas, devotos y frikis, es en realidad una rutina como otra cualquiera… de las muchas que ahora nos faltan.
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