El patero del viernes: Interés, por Antonio Varo

Hace poco más de un mes vi en una ciudad del Levante español el museo de su Semana Santa , «declarada de Interés Turístico Internacional », y no quise que mi ciudad se rebajara a ese nivel. No tengo, pues, el más mínimo interés en que la Semana Santa de Córdoba alcance tan dudosa distinción.

A fin de cuentas, ¿para qué sirve esa declaración? Si al menos los políticos que mandan en la ciudad (el PSOE y sus mamporreros) nos fueran a dejar en paz y dejaran de dar… la lata, pues vale. Si ese nombramiento se tradujera en unas subvenciones acordes no con el galardón, sino con el esfuerzo real de las cofradías, de acuerdo. Pero si sólo sirve, como sirvió el esperpento perpetrado por la Junta de Andalucía en 1998, para que algunos políticos y empresarios salieran en una foto sin aflojar en lo más mínimo sus bolsillos (públicos o privados), no estoy dispuesto a tragarme la pócima.

Ya se cargaron el festival de los Patios con el nombramiento de la Unesco , que privó a los cordobeses de disfrutar de algo tan ancestralmente suyo, y no estoy por la labor de que una masa de japoneses con su Nikon en la mano, sin entender una papa de lo que están viendo, sean mayoritarios en la bulla de la Corredera o en la plaza de San Agustín .

No. Yo me conformaría con que la Semana Santa de Córdoba fuera declarada, por la vía de los hechos, de Interés Real para los Cordobeses , y esto en forma no tanto de apoyos directos, que también, sino sobre todo de que las moscas testiculares de la rancia izquierda que nos cogobierna, municipal y espesa como el salmorejo, dejara de ponernos las continuas zancadillas que tanto le gustan.