LA CUARESMA EN ABC
El patero del viernes: Cultos, por Antonio Varo
Muchos van sólo a ver los altares de cultos y hacer fotos. Pero a rezar y a misa, qué poquitos se quedan
Esta semana ha comenzado una nueva Cuaresma , y como todas las anteriores estará llena de cultos de las cofradías. Algunas han celebrado sus cultos «cuaresmales» fuera de la Cuaresma: es algo que nunca entenderé, pero como doctores tiene la Iglesia, lo dejamos pasar.
Al grano, es decir, a los cultos. No se trata de otra cosa sino de ir a la iglesia donde está la cofradía para participar en la oración y la misa durante cinco días seguidos (o siete o tres). Porque veo en los últimos tiempos a muchos que se llaman cofrades y van sólo a ver los altares de cultos, hacerles muchas fotos para luego elogiar o -más frecuentemente- criticar a mayordomos y priostes por la estética del montaje. Pero a rezar y a la misa, que es a fin de cuentas lo que da sentido a esos «tinglados», qué poquitos se quedan.
No saben lo que se pierden. Tanto como vestir la túnica de nazareno me gusta sentarme ante la Custodia donde el Santísimo Sacramento muestra la verdad de lo que veo detrás, en forma de imagen elevada en su altar efímero. Y basta mirar, pensar y dejar que el alma se deje llevar: la oración llega sola, sin necesidad de otra cosa. No hay más que relajarse y olvidarse de contingencias. Dios hace el resto. Y esto es posible en todos los cultos de todas las cofradías: sólo hay que asomarse, dejar la prisa en el cancel y abrir el alma.
Luego viene todo lo demás. Y lo demás es, por ejemplo, la fiesta de regla , que debería ser la culminación de lo que se ha vivido por dentro en los días previos y es ya, seamos sinceros, un acto solemne a medio camino entre lo religioso y lo social (y a veces lo gastronómico). Porque asistir tan sólo al último día es como escuchar aislado el cuarto movimiento de la Novena Sinfonía de Beethoven , sólo porque en éste interviene la voz humana. Pero nunca saboreará la grandeza del músico de Bonn quien le ampute las tres cuartas partes de su obra maestra.
Pues eso.