El patero del sábado | 'Tanto por saber', por Álvaro R. del Moral

Se publicó días atrás en estas mismas páginas... Fue ese reportaje que, siguiendo la historia material de una peana rococó , hilaba la existencia de dos cofradías penitenciales que nunca llegaron a coincidir en el tiempo pero sí nacieron en el mismo espacio. La primera era la del Santo Crucifijo y San José y la segunda, la de la Misericordia . No se trata de repetir el relato pero sí de constatar cuánto no queda por saber aún de la intrahistoria doméstica de nuestra Semana Santa y de las cofradías -extintas o supervivientes- que le han dado pulso a lo largo de los siglos.

Hay algunos y loables precedentes, con la inestimable obra investigadora de Aranda Doncel por delante, pero sigue faltando una relación o contextualización de hechos antiguos con las imágenes y las cofradías actuales. Hay más, muchísimo más de lo que se ha podido contar. Pero en Córdoba carecemos de esa figura del investigador cofrade , tan abundante río abajo, que ha permitido recorrer el hilo histórico de sus corporaciones. No, en Córdoba tampoco tuvimos nunca un José Bermejo rastreando Reglas y documentos para resucitar la fiesta…

Hay excepciones, por supuesto. Ahí están los trabajos de Antonio Varo , incansable investigador de las órbitas devocionales e históricas de la hermandad de la Misericordia, o la ilusionante tesis doctoral de Juan Carlos Jiménez en torno a los antecedentes de su hermandad del Amor. Pero falta un espíritu gremial que permitiera un espacio común para tejer todos esos descubrimientos y levantar un relato fiel de la Semana Santa del pasado pero, sobre todo, de sus vestigios desconocidos -bienes muebles e inmuebles, imágenes, cuadros, documentos, privilegios- en el medio de hoy.

Se trata de ir más allá de legajos , de los archivos de protocolos buscando esa huella material que nos permita saber qué, cómo, cuándo… En Córdoba, seguramente, se han perdido muchas oportunidades de rescatar viejas devociones que estaban larvadas, encapsuladas… El caso del Amor o el Nazareno son paradigmáticos. Seguimos sabiendo poco, poquísimo, de nosotros mismos y nos hemos conformado a menudo con medias verdades que, a fuerza de ser repetidas, se han convertido en dogmas. A los historiadores oficiales les ha interesado poco…