La Cuaresma en ABC
El patero del sábado | 'Díaz Peno', por Álvaro R. del Moral
La recuperación del manto es la ocasión para reinvidicar su figura y aquel momento que compartió con otros diseñadores fundamentales
La hermandad de la Misericordia está de enhorabuena. Este mismo sábado presentará a sus hermanos la terminación de los trabajos de pasado de los bordados del manto de salida de la Virgen de las Lágrimas . La pieza, con 70 años de accidentada historia material, había alcanzado un punto de no retorno. Esas labores –ya se contará con pelos y señales en estas mismas páginas- se han realizado en el taller malagueño de Juan Rosén . Habrá quien pueda argumentar que no son tiempos para estos empeños pero el encargo, ojo, ha permitido mantener abierto un taller y dar trabajo a un buen puñado de oficiales. Y es que la mejor caridad es crear riqueza…
La recuperación del manto –que todos queremos contemplar izado en su palio de oro y malva- es una buena oportunidad para reivindicar la figura de Rafael Díaz Peno y, sobre todo, aquel breve pero intenso momento creativo que compartió con otros diseñadores fundamentales de la Semana Santa de Córdoba como Manuel Mora Valle –creador de la impronta de la cofradía de las Angustias- o Jaime Rittón , que confirió a la hermandad del Señor de la Caridad su intrasferible aura estética.
Los tres creadores se movieron en la estela de un Regionalismo tardío dando impulso a ese breve renacimiento artístico que se opera en las cofradías cordobesas desde el final de la Guerra Civil hasta finales de los 50. Había algunos precedentes, como el encargo del célebre manto de los dragones de la Virgen de los Dolores , su paso de plata de García Armenta o los antiguos respiraderos de Seco –antes de su ampliación- que había encargado en Sevilla la hermandad del Caído.
La Guerra fue un parón pero también un acicate para la renovación de las cofradías cordobesas. Fueron poco más de dos décadas y tres focos intensos y originales pero de escasa onda expansiva que no lograron prender en la mayoría de las corporaciones penitenciales de nuestra ciudad. En el caso concreto de la Misericordia, Rafael Díaz Peno supo crear un mensaje estético unitario , absolutamente original, desde la inconfundible cruz de guía de espejos que labró con sus propias manos hasta los trazos de esos bordados de gruesas puntadas –tan de las Adoratrices- que ahora retornan renovados desde Málaga.
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